El delantero belga Divock Origi, con su cuarto gol en los últimos cuatro encuentros, acudió al rescate de los 'Reds', que con este empate se mantienen en tercera posición de la tabla, aunque ahora a seis puntos del líder, el Chelsea.
El West Ham consiguió frenar la hemorragia en Anfield, puesto que llegó a Liverpool habiendo encajado nueve goles en los últimos dos partidos: cinco en la derrota en casa a manos del Arsenal (1-5) y cuatro en el tropiezo en Old Trafford, en la Copa de la Liga, frente al Manchester United (4-1).
Pese a que el punto saca a los pupilos de Slaven Bilic de los puestos de descenso, estos encadenan una semana más sin ganar, y ya van seis encuentros, desde el pasado 26 de octubre en la EFL Cup.
El Liverpool hizo sólo dos cambios con respecto al once que cayó ante el Bournemouth (4-3): se cayeron Can por lesión y Lucas Leiva por decisión técnica y entraron Matip y ya el recuperado Lallana.
Por su parte, en los del este de Londres cuatro fueron las novedades: Nordtveit, Creswell, Ayew y Antonio por Collins, Masuaku, Fernandes y Fletcher, respectivamente.
Cinco minutos duró la resistencia de los 'Hammers', tremendamente dubitativos en defensa. Tras una buena triangulación en la frontal entre Origi y Mané, el senegalés centró desde la izquierda y Lallana, después de una control majestuoso y un mejor giro, decidió con la zurda al palo largo de Randolph.
Lo que se anticipaba como una plácida noche para el Liverpool se torció al filo de la media hora, cuando el francés Payet subió las tablas al electrónico con un libre directo desde la frontal del área que superó cómodamente a la barrera y se coló por el centro de la meta de un Karius que pudo hacer mucho más.
Sin embargo, apenas 12 minutos después, el inglés Antonio completó la remontada tras aprovechar un error garrafal de Matip: un balón largo de Nordtveit tocó en la cabeza de Henderson, Matip calculó mal y Antonio, solo ante Karius, definió muy bien ante la tímida salida del guardameta alemán.
El tanto del definitivo 2-2 llegó a los dos minutos de la reanudación después de un nuevo fallo, esta vez de Randolph, el portero de los visitantes. El irlandés no consiguió atrapar un centro desde Mané desde la izquierda y el balón le quedo franco a Origi, que sólo tuvo que empujar al fondo de la red.
Poco después Randolph se desquitó de su error y evitó el tercero del Liverpool en una magnífica estirada tras un ajustado disparo de Henderson.
Pese a los acercamientos de los de Klopp, el marcador de Anfield no se volvió a mover y Liverpool y West Ham sumaron un punto cada uno que, realmente, no deja plenamente satisfecho a ninguno de los dos.