Argentina y México, que nunca han conseguido triunfar con sus clubes en esta competición, no sólo no rompieron su particular maldición, sino que hicieron historia en negativo: ningún equipo de su país lo había hecho peor hasta ahora en este torneo.
Los equipos argentinos que habían participado hasta ahora en el Mundial de Clubes siempre habían podido alcanzar la final, mientras que los mexicanos que habían caído en cuartos de final en ediciones anteriores al menos habían podido irse del torneo con el consuelo de un quinto lugar.
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En la conferencia de prensa posterior a la eliminación de River ante el equipo anfitrión, un periodista brasileño preguntó al técnico de los 'Millonarios', Marcelo Gallardo, por si era “una vergüenza” para el fútbol sudamericano no estar en la final, como en su día les ocurrió a tres clubes de la zona Conmebol (los brasileños Inter de Porto Alegre en 2010 y Atlético Mineiro en 2013, y el colombiano Atlético Nacional en 2016).
“Vergüenza es otra cosa. Perder un partido está dentro de las posibilidades del juego. Hay que saber respetar al vencedor. Considero que al rival hay que respetarle y felicitarle. Claramente estamos dolidos. Pero de ninguna manera es una vergüenza”, respondió.
Uno de los emblemas de River Plate, el capitán Leonardo Ponzio, reconoció los méritos del Al Ain.
“Los equipos de otros continentes van mejorando y ellos hicieron un buen partido. Estuvieron a la altura”, se resignó.
Hegemonía europea
En el Mundial de Clubes con su formato actual, sin contar la Copa Intercontinental, Sudamérica empezó fuerte en el palmarés con los tres primeros títulos, para los brasileños Corinthians (2000), Sao Paulo (2005) e Inter de Porto Alegre (2006).
Pero desde entonces siempre ha habido un campeón europeo en la competición, con la única excepción de 2012, cuando el Corinthians sorprendió al Chelsea.
Tras la decepción de Rusia-2018, el periodista Martin Fernandes analizaba en un artículo del diario brasileño O Globo el abismo entre el rendimiento internacional del fútbol europeo y el sudamericano.
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“La hegemonía de los clubes, fácilmente explicada por factores como la organización y el dinero, finalmente se extendió a las selecciones. Y nada indica que esta tendencia vaya a cambiar”, afirmaba entonces.
Para River Plate, este “cachetazo” como lo definió su entrenador Gallardo, frena la euforia tras la conquista el pasado 9 de diciembre de la Copa Libertadores ante Boca Juniors.
El equipo 'xeneize' es precisamente el último representante argentino en haber alcanzado la gloria mundial, en 2003, cuando se disputaba todavía la Copa Intercontinental.
Ya con el formato actual del Mundial de Clubes, Boca (2007), Estudiantes (2009), San Lorenzo (2009) y River (2015) habían sido subcampeones, un resultado que ahora se empeora.
En el caso de México, el tercer puesto de Necaxa (2000), Monterrey (2012) y Pachucha (2017) es el techo histórico para un país que tiene el récord de participaciones (14 en las 15 ediciones).
El futuro dirá cómo y dónde el fútbol latinoamericano puede intentar remontar el vuelo.
El Mundial de Clubes del próximo año está en el aire a la espera de saber qué se decide sobre el formato de la competición, que está en pleno debate para una profunda renovación.
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