La primera media hora fue pura táctica y nada más. Los dos equipos apostaron por subir mucho la línea de presión y cerrar los espacios. Cualquier centímetro era oro. Kovacic fue la sorpresa en la alineación del Real Madrid y se pegó a Messi, quien participó muy poco durante los primeros 45 minutos. Es decir, el Barcelona se quedó sin juego.
El conjunto blanco dominó en ese escenario táctico y contó con excelentes versiones de Modric y Cristiano Ronaldo, pero le faltó la inspiración de jugadores como Marcelo o Benzema. Pocos se atrevieron a romper líneas con desmarques y el Barcelona vivió relativamente cómodo sostenido por Gerard Piqué.
La primera ocasión de peligro no llegó hasta el minuto 30, con un remate de Paulinho que sacó Keylor Navas. La respuesta del Real Madrid llegó al minuto siguiente con un remate debajo de Cristiano Ronaldo que abortó un prodigioso Ter Stegen. Fue entonces cuando despertó el clásico.
Paulinho tuvo otra que volvió a exigir a Navas y en el minuto 42 llegó la oportunidad más clara de la primera parte, coincidiendo con los mejores minutos del Real Madrid. Marcelo envió un centro y Benzema cabeceó para que el balón se encontrara con el palo izquierdo de Ter Stegen. El delantero francés no está fino, pero tampoco tiene suerte.
We did it again! ¡Repetimos! Repetim!
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La cuestión era ver si la segunda parte comenzaría como terminó la primera mitad o si la táctica volvería a imponerse sobre la emoción y el riesgo. Al Barcelona le valía este devenir, pero no al Real Madrid.
Y lo que pasó es que el conjunto blanco salió dormido y el Barcelona manejó el encuentro a su antojo ante el progresivo desplome de su rival. El comienzo del paseo fue el primer gol del Barcelona, que llegó a los 54 minutos. Kovacic hizo pasillo a Rakitic, quien progresó hasta el borde del área sin oposición. Cedió a la derecha a Sergi Roberto y éste puso el balón para que Suárez marcara a placer.
Siguió el festival azulgrana ante el desconcierto monumental del Real Madrid y a los 63 apareció la sentencia. Navas salvó el remate de Suárez, luego el uruguayo remató al palo y posteriormente Carvajal sacó el balón con la mano. Penalti y expulsión del lateral blanco. Y gol de Messi en el lanzamiento, con celebración efusiva. Era medio título de la Liga española.
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El Real Madrid estaba dos abajo y con diez jugadores ante un Barcelona que se sentía un gigante en el Bernabéu. Era dueño de la pelota, del partido y del torneo. Un golpe futbolístico y moral de dimensiones gigantescas. Zidane puso en el campo a Marco Asensio y Bale, una medida que pareció más que desesperada en un Bernabéu donde el Real Madrid se le fueron ya diez puntos en esta edición de la Liga española.
El conjunto blanco propuso orgullo para no salir demasiado dañado, pero fue un esfuerzo baldío destinado a la nada. El partido se abrió con oportunidades para los dos equipos y protagonismo de los arqueros. Y en el descuento Aleix Vidal sentenció la goleada tras una gran jugada de Messi. El clásico fue del Barcelona y probablemente también el título ante un rival mucho más que herido.