Desechó al popular Boca Juniors donde las multitudes agobian en la mítica Bombonera y también rechazó, según la prensa, al Villarreal español que compite en la Liga Europa Conferencia, a diferencia del Valencia que hace mucho no talla en el fútbol europeo.
Antes de viajar a Valencia, la selección uruguaya lo acogió en el Complejo Celeste donde entrenaba en soledad, a la espera de una definición, pero sin mostrar ansiedad por su futuro, tal su temperamento.
Cavani ni siquiera se alteró por su fallido paso por Old Trafford lastrado por lesiones y falta de continuidad. Se fue del Manchester United tras dos temporadas con una espina clavada, aunque su orgullo no le permitió extender su deuda por mucho tiempo más.
“Me voy (del United) con una imagen feliz de ese cariño que me demostraron (los simpatizantes), pero también me voy con un sabor amargo, porque me hubiese gustado dar más y estar más presente este año. Lamentablemente, las lesiones no me permitieron jugar con regularidad, pero quiero agradecerles de corazón (…)”, dijo como despedida para el sitio web del club inglés.
– Animal competitivo –
Un cazador en #Mestalla 🏹 pic.twitter.com/uEVDf4sRDN
— Valencia CF (@valenciacf) August 29, 2022
Como su compadre Suárez, quien regresó al uruguayo Nacional luego de 15 años en Europa, Cavani no quiere dar ventajas en los preparativos para el que seguramente será su último Mundial.
Tranquilo, afable, el futbolista de pocas palabras parece descreer del éxito eterno. Cuando juega con la camiseta celeste da la sensación que se está ganando el puesto como un debutante y no que es un atacante ya consagrado de la élite mundial.
Pruebas al canto. En Palermo (2007-2010), su primer club en Europa, anotó 37 goles en 117 partidos. Luego pasó al Napoles (2010-2013) donde despertó la atención del fútbol cosechando la impresionante cifra de 104 tantos en 138 juegos en tres temporadas, y consagrándose en 2012-2013 como máximo goleador del Calcio.
Pero al Olimpo subió en el Paris Saint-Germain, donde se transformó en su máximo goleador histórico con 200 anotaciones en 301 partidos.
Unos números alucinantes que no se reflejaron en su fría salida del equipo francés en 2020, para llegar a otro gigante europeo en el que no perdió su eficacia, aunque jugó poco por lesiones.
Una sonrisa y la mano alzada fueron sus gestos de agradecimiento en su primer contacto este lunes con los simpatizantes en el Estadio Mestalla, donde el Valencia recibía al Atlético de Madrid.
Sus hinchas esperan que este obsesivo del gol -lleva 430 tantos anotados en su carrera entre clubes (372) y la Celeste (58)- saque del pozo a un equipo que hace rato transita por la mediocridad, mientras se prepara para dar un golpe en Catar-2022.
Y no mucho tiempo después volverá a sus campos en Salto, allí donde nada lo perturba, muy lejos de las grandes luces y del grito atronador exaltando su nombre, solo preocupado por las cosas cotidianas que carecen de interés mediático. Seguirá siendo Edinson Cavani.
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