Para muchos de sus hinchas no era posible que una persona, un ícono, y que había sobrevivido muchas veces a tantas cosas, hubiera muerto tres semanas después someterse a una operación por un hematoma en la cabeza.
Desde entonces, desde aquella fecha, han pasado 30 días en los que Argentina, y el planeta del futbol entero, hablan de Maradona. Algunos dicen que no “murió, que sigue vivo en la memoria colectiva”. El Diez sigue dando de qué hablar. Han sido días de reclamos judiciales, de dudas, de caos, de cuentas pendientes y de líos entre los herederos.
La justicia argentina ordenó no intervenir de ninguna forma el cadáver de Maradona porque hay reclamos de paternidad. La más reciente es de Eugenia Loprevittola, de 25 años, y originaria de La Plata. Según los medios argentinos ella tuvo acercamientos con Maradona mientras dirigía a Gimnasia y Esgrima.
La otra solicitud es de Magalí Gil, de 25 años también, y quien fue la primera en revelar que el Diego era su padre tras su fallecimiento. Las historias de ambas mujeres es muy parecida. Han comentado que cuando nacieron fueron dadas en adopción.
Otra situación en torno a la muerte de la leyenda de Argentina es que los fiscales que hace un mes investigan las circunstancias del deceso tienen la convicción de que el neurocirujanoLeopoldo Luque y la siquiatra Agustina Cosachov eran los responsables de la salud del exastro del futbol. Si la junta médica llega a concluir que la muerte era evitable podrían ser procesados por homicidio culposo.
En estos 30 días sin Diego Maradona han surgido muchas más cosas más, por ejemplo, que Venezuela le adeuda más de US$50 millones por distintos negocios o que mientras estuvo en Cuba chocó su carro contra un autobús del servicio colectivo con el objetivo de suicidarse. El gobierno argentino hasta ha pensado en inmortalizarlo en su moneda.
Así ha sido este primer mes sin Maradona, amado y odiado, entre la idolatría y los escándalos. Así sigue dando de qué hablar el mejor jugador de todos los tiempos.