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“Su casa era un desastre: contábamos que entraban y salían unos 18 o 20 italianos”, dijo el agente a Vox Pópuli, citado por Infobae, y agregó que él conocía “las clases de personas” que eran los visitantes.
Afirma que Maradona terminaba en su chalet las parrandas como a eso de las 5 horas, y que por esa razón no iba a los entrenos, que le tocaban a las 10 horas.
En esos momentos, el astro ya había alcanzado la gloria y venía de una vida marcada por los excesos y las drogas.
Agrega también que, incluso ellos como investigadores, contrataron a un grupo de mujeres que eran modelos que lograron ingresar a la vivienda.
Le gustaban las mujeres altas: “Esa noche le cantaba a una tía de dos metros, y él no le llegaba ni al ombligo”, refirió.
Con todo ello, dice, lograron descubrir que Maradona “no estaba bien acompañado” y “no llevaba una vida propia de un futbolista de alto nivel”.
Según el agente, fue contratado por el club andaluz para vigilarlo, ante sus faltas al campo de entrenamiento.
El investigador, sólo identificado como Charli M, dijo que al final su trabajo sirvió para que el futbolista acabara su relación con el Sevilla en 1993.