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Con la Copa del Mundo cada vez más cerca, las marcas sopesan el costo de asociarse con Qatar

Para Gary Lineker, tener un papel protagónico en el gran espectáculo de Qatar no era una opción.

David Beckham

David Beckham ha sido un visitante habitual de Qatar desde que firmó un acuerdo para promocionar el país.

Sí, Lineker ya había sido anfitrión de un sorteo de la Copa del Mundo en el pasado. Y como un ex máximo goleador del torneo que ahora labora como un popular narrador de televisión, tiene una relación profesional constante con el organizador del torneo, la FIFA. Pero Lineker decidió que presentar el glamoroso evento en Doha el mes pasado que determinó los grupos para la Copa del Mundo de este año en Catar —una elección de país anfitrión que ha criticado con regularidad— no era algo que pudiera considerar.

Es por eso que, en una conversación con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, Lineker dijo que no.

La negativa de Lineker a ser el animador del sorteo —lo cual dejó a la FIFA en problemas para conseguir un remplazo— es solo un ejemplo reciente de la línea que los atletas famosos y los patrocinadores tienen que transitar con cautela en torno a la Copa Mundial de Qatar, que desde su creación ha estado sumida en la controversia y repleta de quejas sobre el trato del país a los trabajadores migrantes y a la comunidad gay. Su decisión se produjo en un momento en que varias empresas e incluso las federaciones de algunos países participantes están tomando medidas para distanciar sus marcas del país anfitrión a pesar de haber pagado millones de dólares para ser vinculados con el evento deportivo de más alto perfil del mundo.

Qatar ha rechazado durante mucho tiempo las percepciones sobre el país que considera inexactas o, en el mejor de los casos, desactualizadas. Ha tratado de explicar que a medida que la apariencia física del país cambió, también lo hicieron sus protecciones a los trabajadores. Pero los ejemplos de conductas abusivas y maltratos persisten obstinadamente y siguen alimentando a los medios de comunicación, en particular en Europa, donde la Copa del Mundo de Qatar sigue siendo una fuente de protesta y un imán de críticas para quienes están asociados con ella.

Alarmadas, algunas compañías de las que se esperaba se aprovecharan del mayor evento del deporte más popular del mundo han optado por alejarse. Por ejemplo, ING Group, un importante grupo internacional bancario y de servicios financieros que patrocina a las selecciones nacionales de los Países Bajos y de Bélgica, ha decidido no aprovecharse de esas relaciones durante el evento. La compañía afirmó que no aceptará ninguna de sus asignaciones de boletos para el torneo ni participará en ninguna promoción relacionada con la Copa del Mundo, le notificó un portavoz a The New York Times.

“Dada la discusión y las preocupaciones en torno a la situación de los derechos humanos en cuanto a la infraestructura del torneo, creemos que es inapropiado”, sentenció el portavoz. En cambio, informó ING, la compañía centrará sus esfuerzos en los campeonatos europeos de fútbol femenino que se realizarán en Inglaterra este verano.

Varios otros socios de las selecciones neerlandesa y belga también emitieron declaraciones en las que describieron sus planes para ignorar lo que en circunstancias normales sería una importante plataforma de mercadeo. GLS, un proveedor de servicios de paquetería que patrocina a la selección de Bélgica, le dijo al Times que si bien ha respaldado a los Diablos Rojos desde 2011 y seguirá haciéndolo, no aceptaría su asignación de boletos para promociones de clientes ni participaría en ninguna campaña publicitaria en Qatar “porque consideramos que es mejor que no se realice un uso comercial de la Copa del Mundo 2022 en el contexto de la situación de los derechos humanos”.

Sin embargo, Carrefour, una cadena de supermercados originaria de Francia con sucursales en Qatar que también patrocina a la selección belga, emitió una respuesta contundente a los rumores de que también se uniría a los demás en lo que parece ser un boicot colectivo a la Copa del Mundo. “Carrefour y sus subsidiarias no están involucradas en ningún tipo de boicot”, le notificó la compañía al Times en un comunicado que calificó cualquier afirmación de que sí participaría como “noticia falsa”.

Incluso algunas de las selecciones que participarán en la competencia están teniendo cautela. La U. S. Soccer ha sostenido discusiones internas sobre el discurso que le pueden proporcionar a los jugadores cuando enfrenten inevitables preguntas sobre temas de derechos humanos y la selección de Alemania vistió camisetas con la frase “derechos humanos” antes de un partido de clasificación para la Copa del Mundo el año pasado.

Luego de que la selección de Dinamarca asegurara su clasificación el año pasado, su federación de fútbol anunció que dos de sus patrocinadores, la lotería nacional Danske Spil y un banco importante, Arbejdernes Landsbank, habían acordado ceder el espacio que habían pagado para estar en los uniformes de entrenamiento del equipo para que fueran remplazados por mensajes sobre derechos humanos durante la Copa del Mundo (poco después, Arbejdernes Landsbank terminó su patrocinio antes de lo previsto, una decisión que, según el banco, se debió a otros problemas no relacionados).

Según la federación danesa, ninguno de los patrocinadores del equipo formará parte de ninguna actividad comercial en Qatar “para que la participación en la Copa del Mundo se trate principalmente de una participación deportiva y no de la promoción de los eventos de los organizadores del Mundial”.

Sin embargo, para otros, los abultados cheques disponibles podrían ser demasiado grandes como para rechazarlos. Qatar tiene muchos años firmando algunos de los contratos de patrocinio más ambiciosos del mundo deportivo y eso no ha hecho sino incrementarse con la cercanía de la Copa del Mundo. Su mayor captura hasta la fecha ha sido David Beckham, la exestrella de Inglaterra quien al igual que Lineker, estuvo presente en el recinto cuando se eligió a Qatar como país anfitrión para 2022.

El acuerdo multimillonario de Qatar con Beckham, quien actualmente también es inversor y propietario de un equipo deportivo y cuya fama trasciende el fútbol, se extiende más allá de la Copa del Mundo. En muchos aspectos, es un acuerdo para que el excapitán de la selección inglesa respalde a la propia Qatar. Eso ha llevado a algunas personas cercanas a Beckham a expresar en privado sus reservas sobre la naturaleza del acuerdo.

“Es un acuerdo para promover y respaldar a la nación y lo que están haciendo”, sentenció una persona con conocimiento del trato, al describirlo.

Beckham no ha hablado públicamente sobre lo que lo motivó a firmar con Qatar, donde ha sido un visitante frecuente desde que llegó al acuerdo hace más de 18 meses. Su portavoz no respondió a una solicitud de comentarios.

La relación de Beckham con Qatar podría generar cuestionamientos de uno de sus otros socios, el fabricante de ropa deportiva Adidas. La compañía no brindó muchos detalles sobre cómo activaría su relación con Beckham para la Copa del Mundo de Qatar y solo afirmó que “es un miembro valioso de la familia Adidas a largo plazo y nuestra asociación continuará como tal”.