Según Freshfields, acabaron en la cuenta de una empresa en Catar, que según informaciones de la prensa estaba en la órbita de influencia de Mohamed bin Hammam, exmiembro del Comité Ejecutivo de la Fifa suspendido de por vida de toda actividad relacionada con el futbol en 2011 por corrupción.
Cuestionado por si este dinero sirvió para comprar votos asiáticos, Beckenbauer fue tajante. “Definitivamente no. No compramos votos”, mantiene el exfutbolista, en el centro de la investigación por haber sido presidente del Comité de Candidatura y después de Organización del Mundial-2006.
“Era para obtener una subvención de la Fifa, Si no, no hubiéramos tenido un Mundial en Alemania”, insistió Beckenbauer, cuyo nombre aparece 564 veces en el informe de 364 páginas publicado por Freshfields.
El alemán clama su inocencia en otros asuntos oscuros, como otros US$6 millones pagados a Catar desde una cuenta controlada por él y su difunto consejero Robert Schwan.
“Lo que se hizo con ese dinero en Catar, no lo sé”, añadió Beckenhbauer, que tampoco sabe nada de esa cuenta porque su consejero se ocupaba de todo con su entera confianza.
Lo mismo para el acuerdo firmado cuatro días antes de la adjudicación del Mundial a Alemania, según la investigación, entre Beckenbauer, por parte de la DFB, y el polémico Jack Warner, por parte de la Concacaf.
Restrospectivamente, el Kaiser reconoce en la entrevista “haber podido cometer un error”. “Pero el Mundial no se compró”, repitió el icono del futbol alemán cuya imagen se ha visto enturbiada por este asunto.
“No voy a permitir que el trabajo de toda una vida se arruine”, señala el hombre que ganó el Mundial como jugador y como entrenador, antes “de ayudar a Alemania a organizar un Mundial.