Los entonces dirigidos por Luis Enrique acudieron a La Rosaleda con la mente puesta en su duelo europeo ante la Juventus y, con una inesperada derrota por 2-0, dejaron escapar la posibilidad de conquistar la cima de la Liga antes de visitar al Real Madrid.
El Barcelona venció luego en el Estadio Santiago Bernabéu (3-2), pero el título, ya se sabe, lo acabaron levantando los blancos.
Aquella fue la última derrota de los azulgrana en el campeonato doméstico, donde, llegada ya la vigesimoctava fecha de la nueva Liga, encadenan 34 partidos sin perder.
Con ocho puntos de ventaja sobre el Atlético, que el domingo recibirá al Celta, y 15 sobre el Real Madrid, que también mañana visitará la compleja cancha del Éibar, los dirigidos por Ernesto Valverde dominan ahora con cierta holgura el torneo y confían en enlazar un nuevo triunfo que los mantenga invictos en la punta.
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Tampoco el Málaga se parece a aquel equipo de Míchel González que, en decidida lucha por la salvación, se convirtió en uno de los mejores equipos en el último tramo de la Liga.
Mantener la categoría parece ahora casi una quimera para un grupo que, pese al cambio de entrenador, permanece hundido en la cola con diez derrotas y dos empates en sus últimos 12 partidos.
Sus 13 míseros puntos y sus escasísimas tres victorias en La Rosaleda en lo que va de campaña no invitan al optimismo que hoy intentó infundir José González, el entrenador malagueño.
“Lo bonito del futbol es que puede ganar cualquiera. Tiene esa grandeza. En otros deportes, suele ganar el favorito. Los números de ellos son incuestionables, pero muchos de los que estamos aquí le hemos ganado al Barsa. Yo, 4-0, de jugador”, afirmó José González, remontándose a sus tiempos de futbolista en el Cádiz (1991).
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“Tenemos mucho que ganar y poco que perder. Desde hace muchas jornadas no hay que tener ataduras”, añadió el entrenador andaluz, consciente de que le restan apenas 11 fechas para obrar el milagro.
Un triunfo ante el equipo liderado por Lionel Messi es el acicate que busca para que los suyos inicien el despegue y dejen definitivamente atrás la pésima imagen ofrecida ante el Leganés.
El astro argentino manejará, con toda probabilidad, a un Barcelona que no podrá contar con el lesionado Andrés Iniesta y que podría introducir algunos cambios en su once pensando en la visita del Chelsea el próximo miércoles en la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones europea.
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