La oficina de comunicaciones que labora para Bisa se excusó de entregar mayores detalles de por qué el avión boliviano no tenía cobertura.
{^widget|(name)pl_embed|(Text)%3cblockquote+class%3d%22twitter-tweet%22+data-lang%3d%22es%22%3e%3cp+lang%3d%22es%22+dir%3d%22ltr%22%3e%5bVIDEO%5d+El+avi%c3%b3n+del+Chapecoense+ten%c3%ada+el+seguro+suspendido+y+no+pod%c3%ada+volar+a+Colombia.+%3ca+href%3d%22https%3a%2f%2ft.co%2fk1PsEIAV0m%22%3ehttps%3a%2f%2ft.co%2fk1PsEIAV0m%3c%2fa%3e+%7c+CNNEspa%c3%b1ol+%3ca+href%3d%22https%3a%2f%2ft.co%2fddwQAsYrac%22%3epic.twitter.com%2fddwQAsYrac%3c%2fa%3e%3c%2fp%3e%26mdash%3b+La+Voz+del+Tomebamba+(%40tomebamba)+%3ca+href%3d%22https%3a%2f%2ftwitter.com%2ftomebamba%2fstatus%2f867903127936258048%22%3e26+de+mayo+de+2017%3c%2fa%3e%3c%2fblockquote%3e%0d%0a%3cscript+async+src%3d%22%2f%2fplatform.twitter.com%2fwidgets.js%22+charset%3d%22utf-8%22%3e%3c%2fscript%3e|(widget_displayname)PL+-+Embed^}
El 28 de noviembre el avión Lamia se accidentó cerca del aeropuerto de Medellín, Colombia, a donde el plantel del brasileño Chapecoense debió llegar para la primera final de la Copa Sudamericana ante el Atlético Nacional.
Entre los 71 fallecidos estaba la mayoría del plantel del equipo brasileño, mientras cinco personas sobrevivieron al siniestro que causó conmoción mundial.
Una investigación de las autoridades aeronáuticas colombianas estableció que la aeronave tenía combustible limitado para cubrir la ruta entre la ciudad boliviana de Santa Cruz (este) y el aeropuerto José María Córdova de Rionegro, que sirve a Medellín.
Bisa, en su comunicado, señaló que “sin ninguna admisión de responsabilidad” estableció un “Fondo de Asistencia Humanitaria”, para “asistir a las familias de los pasajeros fallecidos, así como a los pasajeros sobrevivientes del accidente de aviación”.
La compañía aseguradora acotó que ese fondo “es administrado, a nombre de los reaseguradores, por el estudio de abogados en Londres, Clyde and Co. LLP.”, a dónde pueden consultar los familiares de las víctimas o sobrevivientes, mediante el correo electrónico de esta compañía jurídica.
Hasta la fecha, el gobierno boliviano estableció que la responsabilidad del siniestro recae en la empresa LaMia y en el fallecido piloto Miguel Quiroga por planificar un viaje sin cumplir con las exigencias de seguridad, además de una docena de funcionarios de Aasana (Administración de Aeropuertos y Servicios a la Navegación Aérea) y de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).