El patrón del club, Hans-Joachim Watzke, y luego el entrenador Thomas Tuchel, no aclararon el misterio en declaraciones a la televisión: “No juega por motivos internos”, afirmó Tuchel, que señaló que “no tenía otra opción” y que había tomado la decisión un día antes.
Oficialmente, Tuchel no dio más datos, pero la prensa alemana publicó pronto que la estrella gabonesa del Dortmund pasó la noche del lunes en Milán, en una fiesta, y que volvió a Alemania el martes por la mañana, víspera del partido de la Champions. Un motivo de sanción, si la escapada no fue autorizada por el club.
Aubameyang, al final del partido ante el Hamburgo, no confirmó exactamente el motivo del castigo, pero tampoco lo desmintió: “Cometí un error y tenía que pedir perdón. Ya me disculpé ante todo el equipo y con el entrenador. Tenía que rendir así para el equipo y para el entrenador, nos entendemos muy bien”.
Después de su primer gol, en el minuto 4, el jugador gabonés fue directo hacia Tuchel, que le abrazó riendo y que le dijo algo al oído. Auba volvió hacia el centro del campo, levantando la mirada al cielo.
Thomas Tuchel no quiso hacer una excepción con las reglas del club para no dar un mal mensaje a sus jugadores jóvenes, pero no parece que el incidente haya dañado la relación entre ambos.
“No nos ha gustado tomar esa medida, pero desde nuestro punto de vista no teníamos alternativa. La relación de confianza no está en riesgo”, afirmó el entrenador.
Aubameyang consiguió tres goles más, para cerrar un poker y una reconciliación perfecta.