La presión no fue poca, ya que la estrella del PSG nunca aseguró que iba a usar los sombreros si no le convencían, pero finalmente quedó tan agradecido que encargó un tercero.
Molcho, que proviene de una conocida familia de empresarios gastronómicos de la república alpina, aprendió hace solo tres años a fabricar sombreros viendo tutoriales en Youtube.
Además, pidió consejos a profesionales del oficio y acabó creando la marca “Nomade Moderne”, que comercializa cada año, vía Internet, cientos de sombreros personalizados y hechos a mano en su pequeño taller en el centro de Viena.
David Alaba, lateral del Bayern de Múnich y capitán de la selección austríaca de fútbol, es otro de los clientes más conocidos de la marca.
Molcho y su esposa Audrey trabajan juntos desde el comienzo de este proyecto cuando fabricaron ese primer sombrero especial que no encontraban en ninguna tienda.
Ese primer sombrero fue el preludio de todo lo que estaba por llegar. “No era perfecto, pero me gustaba porque era diferente y fue divertido hacerlo”, dice Molcho.
Al poco tiempo sus amigos empezaron a pedirle que hiciera modelos también para ellos.
Hoy, tres años después de aquella primera inmersión en el arte de fabricar sombreros, satisfacen la demanda de cada vez más clientes de todo el mundo, incluyendo peticiones curiosas y extravagantes.
“Una vez tuvimos un cliente que nos pidió que usáramos como cinta del sombrero una corbata de su padre, recientemente fallecido”, recuerda Nuriel Molcho.
Todas sus creaciones comparten dos características: están hechas a mano, por lo que nunca salen dos iguales y todas cuestan 400 euros, independientemente de los detalles que se le quieran añadir.
“Añadimos iniciales, pequeños cortes u otros extras. Queremos que cada sombrero sea único”, explica Molcho.
Todo este proceso es largo, y suele llevar entre dos y tres semanas tener un sombrero acabado, ya que debe pasar por varias etapas durante las que se moldea, se corta el material sobrante, se añaden todos los detalles e incluso se puede llegar a quemar brevemente para otorgarles un estilo innovador.
Al margen de esto, también ofrecen una gama de sombreros estándar, “algo más baratos”, aunque el artista aclara que no suelen recibir ese tipo de pedidos, puesto que la esencia de la marca es “ser distintos”.
Esa naturaleza diferente de “Nomade Moderne” se aprecia en otros detalles del negocio, puesto que el taller puede permanecer cerrado durante varias semanas y la producción de sombreros detenerse si los dueños no se encuentran en Viena.
Algo que sucede a menudo, ya que la familia Molcho es propietaria de una conocida cadena de restaurantes orientales (Neni), con locales en Austria, Alemania y Suiza, además de una escuela de cocina y la producción de ensaladas que se venden en supermercados.
De hecho, el propio Molcho admite que sus sombreros no dejan de ser una mera “afición”, algo que le ayuda “a desconectar del teléfono y del ordenador”.
Todo esto hace que no siempre fabriquen el mismo número de sombreros, sino que depende en gran medida del número de pedidos y del tiempo que tengan disponible.
“No hacemos sombreros todos los días, hay meses que hacemos cinco, otros diez o incluso ninguno”, cuenta Nuriel Molcho.
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