En la Football Village del castillo, donde en los días previos los seguidores pudieron fotografiarse con la Orejona, reinaba el buen ambiente, con ambas aficiones compartiendo canciones, fotografiándose con un Gareth Bale de cartón y brindando con cervezas en las terrazas de los bares que hicieron el mejor día de caja del año. A diferencia de Milán, ciudad de la última final de la Champions, en Cardiff estaba permitido el alcohol en las inmediaciones del estadio.
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En las calles de la ciudad resonaba el “Juve, storia di un grande amore”, himno oficial del equipo italiano, y el clásico himno madridista junto al “Qué viva España”, tan popular entre los seguidores españoles, al tiempo que los hinchas compartían pintas, se fotografiaban juntos e intercambiaban bufandas.
El reguero de personas, llegadas de todas partes del mundo y que lucían, orgullosas, las camisetas de sus equipos y de sus selecciones, se extendía desde la estación de tren de Cardiff Central hasta la céntrica Duke Street, pasando por la calle de St Mary, poblada de bares y restaurantes con sus terrazas a rebosar.
“Esta es mi tercera final de Liga de Campeones, ya estuve antes en Glasgow y en Milán”, aseguró a EFE Nacho, un aficionado del Real Madrid recién llegado a Cardiff desde España. “Tengo un buen presentimiento; no me atrevo a dar un resultado, pero creo que vamos a ganar”, opinó el joven, ataviado con una camiseta del conjunto blanco y una bandera de España a la espalda.
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Otro de los puntos de encuentro en el corazón de la capital galesa fue el bar de deportes Elevens Bar & Grill, propiedad del futbolista del Real Madrid Gareth Bale.
En el local, que abrió sus puertas el pasado mes de mayo, no cabía un alma, y los pacientes aficionados madridistas se animaban a esperar la larga fila de la entrada para disfrutar de una pinta de cerveza en el bar de uno de sus ídolos.
El único punto relativamente tranquilo en la ciudad galesa a falta de cuatro horas para el comienzo de la final es el Estadio del Milenio, donde se han extremado las medidas de seguridad. El recinto no permitirá la entrada de aficionados hasta las 17:00 hora local (16:00 GMT) . Mientras acaban los preparativos, prueban megafonía, los himnos y todo se ultima para la ceremonia previa al gran partido.
Dos semanas después del atentado de Manchester, que dejó 22 muertos y 64 heridos, Cardiff se ha blindado en el que, según informan fuentes policiales, es el mayor operativo desde la Cumbre de la OTAN de hace tres años.
El estadio permanece rodeado de policía y de muros de hormigón, afín de evitar ataques con camiones o vehículos de gran tonelaje, mientras que muchas de las carreteras aledañas al recinto permanecerán cortadas hasta varias horas después de la final. El gran ambiente futbolístico puede al temor por atentados y aficionados llegados de todas partes del mundo, disfrutan de la fiesta.