Los campeones del mundo demostraron sobre el césped del Parque de los Príncipes su superioridad ante la modesta Irlanda del Norte, que apenas tuvo la pelota un 29% del tiempo y que sólo remató una vez entre los tres palos, en un disparo lejano de Jamie Ward mediada la primara parte.
El resto fue un monólogo alemán. El equipo de Joachim Löw puso el juego y las ocasiones (29 disparos), pero sus delanteros Mario Götze, Thömas Müller y el propio Gomez fallaron incontables ocasiones para haber ampliado las diferencias.
Al final, Alemania hasta pareció cansada de tanto atacar sin obtener premio y se dedicó a conservar el balón ante unos norirlandeses desfondados en el tramo final.
Ni siquiera entró en juego el delantero Will Grigg, famoso en esta Eurocopa por ser el protagonista de la canción del torneo.
Eso sí, cuando ya no quedaba casi nadie en las gradas que habían ocupado los hinchas alemanes, los norirlandeses seguían cantando el “Will Grigg's on fire”.