La vivienda de Heidy y Mario está ubicada a unos 800 metros del centro de la aldea y para llegar hay que pasar por caminos angostos de terracería, un bosque y bajar una pequeña ladera, lugares que son el escenario donde entrena todos los días por la mañana y tarde. Recorre sembradíos de trigo, maíz, frijol, arveja, entre otros, y con el elemento más importante, el aire puro.
Villegas empezó a correr cuando tenía seis años, en la escuela de Uspantán, siendo una gran motivación el obtener siempre los primeros lugares, aunque no la premiaron. Recuerda que en el 2011 participó en su primera competencia, una carrera en homenaje al atleta Alfredo Arévalo, y que ganó en la categoría juvenil, luego de haber entrenado por su propia cuenta con su hermano mayor.
En una de las competencias conoció a Santizo y fue así como él la llevó a la capital a entrenar junto a otros atletas bajo la supervisión de Carlos Trejo.
“Tengo tres años de estar casada con Mario y ahora él es quien me orienta. Juntos nos preparamos antes de cada competencia. Gracias a Dios luego de un entreno prolongado y en orden ya tengo un buen nivel, mi intención es llegar a sobresalir en las competencias más importantes, ya que es lo que me gusta hacer y darle satisfacciones a mi familia, esposo y país”, refierió Villegas.
Por medio de las redes sociales los esposos se enteran de las carreras y en base a las distancias de las mismas enfoncan su entrenamiento, de la mano de una buena alimentación.
Este año tiene grandes retos para Villegas y se especializará en las distancias de 21 kilómetros.
“Los 21 kilómetros serán mi prioridad, si Dios quiere estaré allí para hacer la lucha y poder ganar, ya que es el propósito de todo atleta. La competencia que gané el domingo último fue muy difícil por la calidad de atletas que llegaron, ese día fue muy especial para mí porque revalidé mi título”, manifestó Villegas.