“Agradezco a Prensa Libre por darme ese honor de ser Personaje Deportivo. Cuando se reciben este tipo de reconocimientos lo compromete a uno a trabajar con más exigencia y, sobre todo, a ser mejor persona”, indicó el atleta de 35 años.
Cordón vive una etapa muy especial como atleta y como persona, pues con su actuación en Tokio se ha ganado el cariño de la gente, y en la calle le piden fotografías, a lo cual atiende de forma cordial. En las redes sociales, su cuenta de Instagram creció el triple, y ahora tiene más de 110 mil seguidores.
El atleta accedió a conversar con Prensa Libre horas después de haber arribado al país procedente de Huelva, España, donde participó en el Mundial de Bádminton, la última competencia del año, y compartió esa satisfacción de cerrar el 2021 con sentimientos encontrados, sobre todo por haber estado tan cerca de una presea olímpica.
“Lo que pasó este año fue especial, porque el resultado en los olímpicos impactó de buena forma en la sociedad. El mensaje para los guatemaltecos fue que todos podemos lograr grandes cosas en lo profesional, laboral y personal”, compartió el zurdo.
Han sido más de 20 años de carrera en el bádminton y muchos éxitos internacionales, ya que Kevin acumula cuatro particiones en juegos olímpicos —Pekín 2008, Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020—, además de ser dos veces medallista de oro de Juegos Panamericanos en las ediciones de Guadalajara 2011 y Toronto 2015.
“Me gusta jugar bádminton y sentir ese compromiso de representar a mi país. La experiencia me ha hecho madurar, y sobre todo he aprendido de las cosas buenas y malas, lo cual me ha permitido encarar con mejor seguridad las competencias”, indicó.
En Tokio 2020, se apoyó en dos premisas para controlar la presión y los pensamientos negativos: el deseo de querer jugar sin compararse con los rivales y solventar cada uno de los encuentros con el corazón.
Momentos difíciles
Después de la lesión de rodilla del 2013, que lo dejó casi fuera del deporte, además de la salida temprana de los Olímpicos de Río 2016, el seleccionado nacional recuerda que entró en una especie de crisis.
“Fueron momentos complicados, donde le reclamé a Dios, al mundo, a la vida, y no entendía por qué no se daban los resultados. Después, me di cuenta de que estaba en mí, en dejarme de hacer la víctima. Entonces, fue cuando hubo un gran cambio en mi carrera como atleta”, resaltó.
Aseguró que todos esos momentos vividos en Tokio han sido un premio a todos los momentos difíciles que le ha tocado vivir en el deporte y en su vida personal, sobre todo por el fallecimiento de su hermano en el 2013. “Para mi familia es un lindo regalo el estar disfrutando de todo esto. Creo que ya nos lo merecíamos”, dijo.
La sorpresa de Tokio
Cordón compartió que la gente empezó a cuestionarse cómo un país en el que no es popular el bádminton, que es pobre y tercermundista estuviera metido en instancias finales. Esto generó curiosidad y los medios internacionales empezaron a indagar más, y llegaron a La Unión, Zacapa.
“Me empezaron a preguntar del por qué me entrené en una iglesia en mi pueblo. Por supuesto que no les respondí haciéndome la víctima, sino que porque fue mi realidad por la pandemia del covid-19”, manifestó Cordón, que se ganó el reconocimiento de sus rivales en Tokio.
En el mundo del bádminton, los asiáticos son los mejores; nadie puede contra ellos. Es por eso que la actuación del guatemalteco en los Juegos Olímpicos fue el despertar para el resto del mundo de que sí se les puede jugar a ese tipo de rivales.
En la historia de Juegos Olímpicos, solo siete países han llegado a instancias finales: China, Indonesia, Corea, Tailandia, Dinamarca, Malasia y, por supuesto, Guatemala.
Llanto de campeón
“En lo deportivo, en los Olímpicos, es que no se logró la medalla, y fin de la historia. No se le puede agregar más. Salí satisfecho por haber llegado a esas instancias, pero no se consiguió el objetivo, porque he trabado por más de 20 años”, aseguró el zurdo.
El atleta guatemalteco compartió que cuando finalizaron el partido y las entrevistas con los medios, se detuvo por un momento en el túnel que lo llevaba a los vestidores y se le salieron las lágrimas. “Lloré mucho, estaba muy triste porque ahí estaba la medalla y era de tomarla, pero no se pudo”, manifestó.
“Después, cuando llegué donde estaba el resto de la delegación de Guatemala, me desahogué con ellos y encontré alivio. Fue una tristeza enorme, pero luego llegó a satisfacción de haber logrado llegar a esas instancias”, añadió.
Sigue el camino
El objetivo para el 2022 para Kevin Cordón será seguir mejorando en el ranquin mundial. El 2021 lo cerró en el puesto 42, pero necesita estar entre los mejores 35 para jugar los torneos en Europa y Asia.
El camino es largo, pero sueña con llegar a París 2024 y jugar sus quintos juegos olímpicos. “Todo dependerá de que las lesiones me lo permitan, pero el deseo está presente”, señaló.