El documental nos lleva a Chiyuc, la tierra de Érick Barrondo, en donde se formó desde niño y tenía que recorrer las calles de tierra para poder llegar a las distintas localidades. El medallista recuerda que la vida siempre es dura y “ella fue la que me preparó para lo que vendría”, dice.
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En las Verapaces, Barrondo es uno de los ejemplos y desde que logró la medalla inspiró a más de 300 niños para dedicarse a la marcha. La encargada de entrenarlos es Herlinda Xol, una de las atletas más reconocidas en Cobán que corría descalza y que logró destacar en varias pruebas de fondo.
Jorge Coy, uno de los entrenadores de Barrondo, recuerda que llegaban a entrenarse al estadio Verapaz y el joven delgado se quedaba dormido en las gradas del “ecológico”. Cuando le preguntaba qué hacía, Érick le respondía: “Aquí estoy soñando con la medalla olímpica”.
“Érick es un luchador y logró lo que tanto quería. Ahora muchos niños dicen: 'si Érick lo hizo por qué nosotros no'”.
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El legado de Barrondo va más allá y con este documental se espera que más atletas guatemaltecos luchen por sus sueños, se entreguen en el deporte y logren lo que para muchos es inalcanzable. “Si Érick se atrevió, yo también me quiero atrever”, es el mensaje que envía el medallista, quien asegura que gracias al deporte se alcanza una estabilidad y mejor vida. Aquí puedes disfrutar el documental.
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