Deporte Nacional

Maritza Poncio acelera su paso para Río 2016

Venció todas las barreras que se le atravesaron en el camino. Se puso un par de tenis y comenzó a deslumbrar e inspirar a todo aquel que la veía en las calles de Cojxac, Totonicapán. Así empezó a trazar el camino que ahora la lleva a los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Maritza Poncio se entrena todos los días en el Mateo Flores. (Foto Prensa Libre: Jeniffer Gómez)

Maritza Poncio se entrena todos los días en el Mateo Flores. (Foto Prensa Libre: Jeniffer Gómez)

Maritza Poncio, una chica guatemalteca de 21 años, es valiente y guerrera. Sedienta de salir al mundo y conquistar sus retos, arrebatarle sus sueños a la vida y demostrar que con empeño todo es posible.

La marchista, que creció en el sur occidente del país, tenía tan solo 6 años cuando junto a sus seis hermanos salía a correr por las mañanas. “A veces, cuando me cansaba y ya no aguantaba, mi papá me subía en sus hombros y así terminaba el recorrido”, recuerda Maritza.

Aunque la marcha no fue su primera opción, pues inició compitiendo en maratón —hasta el 2014—, Poncio ha demostrado que tiene aptitudes para esta disciplina e inmediatamente escaló para ser parte del equipo nacional élite, que representará a Guatemala en la edición 31 de las justas.

Con una rutina que empezaba desde las 6 horas, y que incluía colaborar con los quehaceres en casa, y salir a correr, Maritza formó su carácter y disciplina, ya que al mismo tiempo, se dedicó a sus estudios y se graduó de maestra; carrera que ejerció durante seis meses en su aldea.

La joven marchista reparte su alegría a donde quiera que va. Se ha adaptado de manera satisfactoria a la Selección Nacional de Marcha, que ahora tiene como entrenador al polaco Bohdan Bulakowski.


A pesar de que don Rafael, su padre, la motivaba para que se dedicara a la carrera pedestre, Maritza supo que su futuro estaba en la marcha. Su primer entrenador fue Iván Velásquez y posteriormente Aníbal Paau le dio ánimos para hacer pruebas con el entrenador cubano Rigoberto Medina.

“Él —Medina— me vio, y de manera inmediata me dijo que me quedara para que me siguiera preparando”, indica.

El comienzo  no fue fácil. El dedicarse a la marcha y dejar su pueblo, su familia y amigos, se convirtió en un reto que fue doloroso por momentos, pero que ahora da frutos positivos y le ofrece un presente y futuro prometedor a la marchista y su familia.

“Mis papás están separados, pero eso no ha sido obstáculo para perseguir mis sueños. Ellos se llevan bien y nunca han dejado de apoyarme. Siempre cuento con ellos y con mis hermanos”, asegura la deportista.

Así como el constante soporte de su familia ha sido fundamental para que Maritza alcance sus metas, la amistad también ha sido pieza clave, y entonces salta el nombre de Sonia Irene Barrondo, quien también es marchista y hermana del medallista olímpico en Londres 2012.

Desde hace casi seis años se tejió el lazo de la amistad con los hermanos Barrondo. “Sonia es mi mejor amiga”, dijo en una ocasión Maritza. “Ella y su hermano Érick me han ayudado mucho. Él es una gran persona, que siempre nos da consejos y nos apoya cuando lo necesitamos”.

Idealista

A pesar de su corta edad, Maritza Poncio ha demostrado madurez en sus decisiones; por ende, la confianza de su familia en ella es plena. Su sensatez le ha traído resultados satisfactorios y uno de los anhelos de la atleta es transmitir ese mensaje a los jóvenes guatemaltecos.

“A veces nosotros los jóvenes somos muy desesperados y si no conseguimos algo rápido, nos desanimamos y pensamos que para qué nacimos; yo en algún momento lo pensé. Mi consejo es que busquen a Dios porque Él es el único que no nos deja”, afirma Poncio Tzul.

Aferrada a su fe, Maritza se metió de lleno a su deporte y entonces las satisfacciones comenzaron a aparecer. En el 2013 ganó la medalla de bronce en el Campeonato Panamericano Juvenil y acaparó las miradas. Se convirtió en una promesa para el deporte nacional.


Con los buenos resultados de su lado, la confianza incrementó para Maritza, quien se atrevió a soñar con la clasificación al máximo evento deportivo y la culminación del ciclo olímpico.

El hecho parecía lejos, con tan poco tiempo de experiencia; sin embargo, dejó el miedo a un lado y buscó la marca para Río 2016. La hazaña llegó en la Copa Panamericana de Marcha Arica 2015.

La originaria de Totonicapán, concluyó la prueba en la sexta posición, y con un tiempo de 1:34:25 —la marca es 1:35:00— selló su pase para los Juegos Olímpicos.

La alegría personal y de su familia al conseguir esta clasificación ha marcado un antes y un después en la vida de Maritza.
La atleta es hija de un sastre y una ama de casa que lucharon siempre por brindarle mejores oportunidades a su pequeña.

Sus hermanos también forman parte de este sueño, que al mismo tiempo es una inspiración para buscar lo imposible.

“Estoy muy contenta y emocionada por poder representar a Guatemala en Río. A veces me dan escalofríos porque siento el apoyo de las personas y eso me motiva en las situaciones más difíciles. El recordar eso es un sentimiento muy bonito; siento el cariño de las personas. El apoyo es muy importante para los deportistas porque nos impulsan a lograr grandes cosas”, expresa la deportista.

Quince años después de haberse puesto su primer par de tenis en Cojxac, Maritza Poncio está lista para deslumbrar Río de Janeiro y quizás, “superar lo que hizo mi compañero Érick Barrondo en Londres”.

ESCRITO POR: