El lunes 20 de febrero el atleta pasó por el quirófano, después de haber sufrido en enero un episodio de dolor que lo llevó a las lágrimas. “La hernia estaba tocando los nervios. Fue un momento de mucho dolor”, confesó Maegli.
El atleta se encontraba en España, con el equipo Movistar, en una aventura a bordo del catamarán M32. Sus jornadas de entrenamiento eran intensas, pero un día, mientras realizaba trabajo en el gimnasio, dio “un salto” que lo dejó inmóvil. “Sentí que se me quedó trabada la espalda. Perdí sensibilidad y movimiento en la pierna derecha”, recordó.
“Mi primera competencia de este año será en agosto, en Dinamarca. Es un premundial. En octubre iré a competir a Japón y cerraré en Australia, para estar listo para el clasificatorio”.
Hace un año exactamente, Juan Ignacio vivía la incertidumbre que por momentos se convirtió en martirio. Lo catalogó como “el momento más difícil” de su carrera. Su participación en los Olímpicos Río 2016 corría peligro por una hernia que lo aquejaba desde el 2008; sin embargo, con tratamientos y terapias logró recuperarse para las justas y culminó en un octavo e histórico puesto.
La intervención se pospuso y ahora, que ya dio ese paso importante, cuenta los días para regresar a entrenar y retomar la ilusión de los que serían sus cuartos Juegos Olímpicos: Tokio 2020.
Recuperación
Días después de la operación en Barcelona, España, el navegante nacional regresó al país para cumplir con una apropiada recuperación. “Toda mi familia y mi novia han estado pendientes de mí. Es algo que agradezco mucho”, confesó.
En dos meses Maegli deberá enviar a la capital del Principado de Cataluña unos rayos X para que el médico que lo operó le dé un nuevo diagnóstico. “Tiene que ver qué tan bien va creciendo el hueso alrededor de la prótesis”, aseguró.
De momento no puede realizar trabajos de gimnasio en los que se requiera hacer mucha fuerza. Por lo que su tiempo libre lo dedica especialmente a caminar y analizar lo que viene para su carrera.
“Cuando estaba en Barcelona me dijeron que tenía que caminar por 15 minutos, pero me gustó tanto que caminaba hasta tres horas. Mi mamá y mi novia estuvieron conmigo y salía con ellas”, reconoció el atleta.
En total son cuatro meses de recuperación para que Juani pueda volver a navegar. Aunque la espera puede parecer larga, él se lo toma con calma y no permite que la ansiedad se apodere de él, a pesar de los inconvenientes.
La ilusión no cambia
Si existe algo que provoca en Juan Ignacio un sentimiento indescriptible y que lo motiva a ser mejor cada día, es participar en unos Juegos Olímpicos. Ya lo hizo en Pekín 2008, Londres 2012 y Río 2016. A pesar de esa amplia trayectoria, el deseo de volver a aguas olímpicas y subir al podio no ha disminuido en lo más mínimo.
El retiro no se asoma por su mente y la alegría por iniciar un nuevo ciclo va en incremento. “Sí, quiero ir a Tokio 2020”, dice con un tono de voz que transmite seguridad.
El mismo brillo que reflejaban sus ojos durante los cuatro años de preparación para Río de Janeiro se aprecia en el comienzo de una nueva aventura, que tiene como destino, Tokio.
Y aunque parezca que la edición 31 de las justas terminó ayer, el próximo año se disputarán las primeras plazas en Navegación a Vela para poder participar en las justas.
“El otro año es el clasificatorio a los Juegos Olímpicos. Estoy motivado. Yo quiero seguir compitiendo y sería un sueño poder ir a Tokio. Es un lugar que todavía no conozco”, afirma.
Los Juegos de Tokio, cuando faltan tres años para que se disputen, ya han causado un gran revuelo en los aficionados y atletas por los avances que han dado a conocer los organizadores. El animo y los videojuegos, además de sus paisajes, son motivos suficientes para emocionar a todos.
“No conozco Japón y eso es algo extra, porque me gustaría muchísimo saber más de su cultura”, reconoció Maegli, quien en el ciclo anterior, fue el primer atleta guatemalteco en asegurar su boleto a Londres 2012.
Con un largo camino por recorrer el navegante guatemalteco da una demostración de paciencia y esfuerzo, para llevar el Azul y Blanco a donde pocos lo hacen. Él está listo ahora solo espera que su espalda llegue perfecta.