Son las 6 horas y el día de Évelyn comenzó. Los rayos del sol se cuelan por la ventana del comedor. Al mover la cortina, de encaje celeste, se puede apreciar el puente El Incienso y las viviendas de lámina.
Las conversaciones de los vecinos se escuchan , por la proximidad de las casas y las estrechas calles que las separan, mientras la joven, de 17 años, ayuda con los quehaceres y se prepara para ir a entrenarse.
Usa unos botines negros para boxeadores que le regaló su hermano mayor, una pantaloneta del mismo color y playera gris. Su imponente personalidad y su mirada penetrante hacen dudar que años atrás fuera una chica tímida.
“Mi papá —Ábner Abimael— fue quien me motivó a practicar este deporte”, confiesa con una sonrisa. Hace dos años era una adolescente introvertida, de pocos amigos y con dificultades para entablar conversaciones; eso sí, con chispas de un carácter especial. Hoy es el centro de atención de El Esfuerzo, es la inspiración de muchos y la envidia de otros.
“Al principio tenía miedo de practicar boxeo porque se me hacía un deporte bastante rudo, pero cuando recibí las primeras clases me di cuenta de que no todo era pegar, sino que había que tener técnica, y me empezó a gustar”, cuenta.
“Al principio tenía miedo de practicar boxeo porque se me hacía un deporte bastante rudo, pero cuando recibí las primeras clases me di cuenta de que no todo era pegar, sino que había que tener técnica, y me empezó a gustar”, cuenta.
La preparación
Évelyn se dirige al gimnasio de La Democracia , zona 7, para entrenar durante las tardes y por las mañana cursa la carrera de Perito Contador. Espera graduarse el próximo año y poder ejercer su profesión de la mano del deporte.
“Desde chiquita siempre quise que se involucrara en el deporte porque es algo que ayuda a desarrollar la disciplina.
Practicó gimnasia y futbol, pero le gustó más el boxeo y le va muy bien, por su carácter”, reconoció su padre.
En un entorno manchado de drogas y pandillas, Évelyn trata de no contaminarse y mantener vivos los sueños que el boxeo le ha inyectado. “Quisiera ir a unos juegos olímpicos”, confesó.
Para cumplir su objetivo de vida, Évelyn necesita primero, ser tomada en cuenta por la Federación de Boxeo y así recorrer el camino desde un campeonato nacional hasta participar en el Ciclo Olímpico.
Inspiración
La juvenil deportista ha aprendido en dos años de carrera que ningún obstáculo debe tumbarla a la lona. Ha buscado inspiración en boxeadores como Manny Pacquiao y Floyd Mayweather; sin embargo, hay una historia que marcó su vida.
En el 2004 se estrenó el filme Million Dollar Baby —Golpes del Destino—, basado en la novela ‘Rope Burns: Stories from the corner’, de F.X. Toole, que relata la historia de Frankie Dunn, un veterano entrenador de boxeo que ayuda a Maggie Fitzgerald a llegar a lo más alto. La galardonada película está presente en la vida de la pequeña guatemalteca, pues Maggie alcanza su sueño con trabajo diario, sin importar su género, y se convierte en una boxeadora de renombre, que viaja por el mundo y es casi invencible, aunque con un final trágico, digno de una película de Hollywood.
“Mucha gente se asombra porque soy mujer y estoy en un deporte supuestamente de hombres, pero no es así. Quiero decirle a las mujeres que no tengan miedo, que si quieren hacer algo lo hagan sin importar lo que digan, porque somos capaces de hacer grandes cosas”, aseveró.
Siempre tratando de superarse, cuando no está estudiando o entrenando, Évelyn apoya a su padre en su trabajo en una funeraria, y aunque todavía no tiene definida la carrera que le gustaría estudiar en la Universidad, sí tiene el compromiso de ser un ejemplo para los niños y jóvenes del asentamiento.
“Me gustaría demostrarle a muchos jóvenes que las drogas no son el único camino. Hay muchas oportunidades para hacer algo importante por uno y por el país”, asegura Évelyn.
Aunque actualmente la boxeadora no forma parte del equipo nacional y es apoyada por la Fundación Olímpica Guatemalteca, espera obtener resultados positivos en los campeonatos nacionales para ser tomada en cuenta por la Federación. Ese sería el primer paso para comenzar a trazar el camino que la puede llevar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 o, como mínimo, ser parte de su primer ciclo olímpico.
Además en el boxeo guatemalteco ninguna mujer ha representado al país en este deporte en unas justas olímpicas.
Sí lo ha habido en la rama masculina desde Helsinki 1952, con Carlos Serrano. La participación continuó con Mario Roberto Mendoza y Eugenio Boches —México 1968—, Carlos Motta —Los Ángeles 1984—, Érick Pérez —Seúl 1988—, Mauricio Ávila y Rubén Ruiz —Barcelona 1992—, y Eddie Valenzuela —Pekín 2008—.