Deporte Internacional

“Yo quería jugar futbol” y otras cosas que quizás no sabías de Usain Bolt, el hombre más rápido de la historia

Usain Bolt, el ser humano más rápido de la Tierra.

Así se presenta el velocista jamaiquino desde que paralizó al mundo en la final de los 100 metros planos de los Juegos Olímpicos de Pekín, ya hace ocho años.

Doce meses después corrió aún más rápido, logrando una estratosférica marca de 9 segundos 58 centésimas.

Llegaron las medallas de oro en Londres y Río de Janeiro y su confirmación como el más grande atleta que jamás haya existido.
La mayoría de las personas han sido testigos de estas hazañas y conocen a la persona distendida y vivaracha que aparece frente a las cámaras.

Pero lo que la mayoría de la gente desconoce, incluso muchas de sus personas más allegadas, es qué se siente ser esa figura idolatrada por todo un país y admirada en el mundo.

“Genial”, responde sin pestañear.

“Yo soy Bolt”

Bolt es una persona confiada, en paz consigo mismo. Sentado en un restaurante de su propiedad en la capital de Jamaica, Kingston, su hogar desde que tenía 16 años, deja que la conversación fluya, sin silencios y sin pausas incómodas.

El motivo del encuentro con la periodista de la BBC, Katie Gornall, fue el documental que está próximo a estrenar, “Yo soy Bolt”, un trabajo en el que se observa su vida y su camino al estrellato con filmaciones detrás de bastidores.
“Lo más difícil es motivarte”, comenta, mientras acomoda su imponente y atlética figura de 1,95 metros en una pequeña silla.

“Hablo conmigo… especialmente cuando estoy entrenando y no quiero seguir haciéndolo. Me digo, ‘Si quieres ser un campeón tienes que seguir, levántate’ o me digo ‘Vas a perder. Tú no quieres perder. Vamos a terminar esto'”.

Usain Bolt

El deseo de la motivación deriva de la necesidad de identificar el deseo oculto que tienen cualquier persona con un talento especial, más en el caso de alguien tan privilegiado como Bolt: la capacidad de sacrificio que uno posee para alcanzar un objetivo.

“La gente siempre me dice ‘Usain, parece fácil’, pero no lo es. Es mucho trabajo, lo que pasa es que no lo ven. Todas las lesiones y el estrés que tengo que soportar, lo que pienso. Son todas estas cosas las que quiero compartir con el mundo”.

Para Bolt, lo principal de su documental es inspirar a cada persona a tratar de ser lo mejor que pueden ser.

La magia de la comida

Muchos creen que Bolt está a la par de otras figuras deportivas que han trascendido su especialidad como Pelé en futbol, Michael Jordan en baloncesto o el boxeador Mohamed Alí.

Y al igual que lo ocurrió con ellos -haya sido en Bauru, Wilmington o Louisville- para Bolt todo comenzó en el pueblo en el que nació un 21 de agosto de 1986, Sherwood Content.
Los residentes de esta pequeña localidad, que está a tres horas en auto de la capital en una región montañosa de frondosa vegetación tropical, están convencidos que sin su aporte no hubiera existido el Bolt que todos conocemos hoy.

En especial su tía Lilly.

Para ella la velocidad de Bolt nace de lo que ella cocinaba, del poder mágico de sus comidas.
“La batata, las bolas de masa y el cerdo… Él es un hombre que en verdad ama la comida”, recuerda la tía, que solía recibir a un joven Usain Bolt en la mesa cuando llegaba de la escuela o de las competencias de atletismo.

Mal perdedor

Los comienzos deportivos de Bolt los tuvo en la escuela primaria Waldensia, a pocas cuadras de la casa en la que todavía viven sus padres.

Su antiguo entrenador, Sheron Seivwright, recordó que siempre fue un muchacho que exigía atención.
“No sé lo que le daban de comer sus padres, pero siempre tenía mucha energía y podía correr muy, muy rápido desde muy temprana edad”.

Seivwright vive al frente de la pequeña escuela, en donde sobresale un mural de Bolt con su famosa pose del relámpago. Ella lo recuerda ganando carreras contra niños mayores, pero también las esporádicas derrotas que sufría.

“Él lloraba, siempre lo hacía. Yo le acariciaba la cabeza y le decía ‘no puede llorar. Un día llegarás a ser un gran corredor”, le contó a la BBC.

La medalla de la discordia

Bolt reconoce que parte de su éxito se lo debe en parte a la gente que lo rodea, a aquellas personas que lo han acompañado y han contribuido para que pudiera evolucionar de la manera que lo hizo.

Uno de ellos es su amigo de la infancia, NJ Walker, quien es su representante ejecutivo.

“Saber que tu amigo con el creciste, con el que jugabas en la calle, ha tenido un impacto tan grande en el mundo, ha logrado tanto… fue algo que nunca soñamos”, contó Walker.
Ambos se conocen desde los seis años, por lo que es crucial para ellos encontrar el balance entre la amistad y el trabajo profesional.

“Él no es una persona mañanera, por eso que trata de botarme de la habitación cuando lo despierto a las seis de la mañana. Lo hago por él, sin importar que hay días en los que él prefiere que yo sea más su amigo que su representante”.

La grandeza de Bolt está basada en una combinación entre su personalidad, sus récords y sus medallas, sobre todo las nueve preseas de oro olímpicas que consiguió desde Pekín.

Pero hay una que podría perder y con ello borrar de los libros de historia su bautizado “triple-triple”: ganar oro en los 100 metros planos, los 200 y el relevo 4×100.

Fue en esta última prueba que uno de sus compañeros, Nestar Carter, dio positivo por dopaje en 2008, por lo que de ser castigado por el Comité Olímpico Internacional todos los atletas del equipo jamaiquino perderían su medalla.
Bolt no oculta que ese escenario lo devastaría, pero aclara que no sería malo sólo para él, si no también para todos en el atletismo.

“Creo que el deporte está en una mala situación ahora mismo, pero pienso que el único lugar hacia donde puede ir es hacía arriba”, expresó con optimismo.

“Tengo una temporada más para tirar hacia adelante y tratar de promocionar el deporte de la mejor manera en la que puedo hacerlo”.

¿Futbolista?

Bolt se retirará en los Mundiales de Atletismo de Londres el próximo año, pero hay quienes sueñan con verlo una vez más en la final de los 100 metros planos en Tokio en 2020.

“Tal vez estaré llorando”, bromea sin dudar de la decisión que tomó.

“Estaré allí, eso es seguro. Una cosa que en verdad quiero es ir a las Olimpiadas como espectador, en verdad verlas y poder ir a todo tipo de deportes. No se cómo me voy a sentir, pero me han dicho que lo voy a extrañar.
“Pero tienes que retirarte en algún momento. Y como dijo Michael Johnson, ‘retírate cuando haya hecho todo lo que quisiste’ y yo he hecho todo lo que he querido hacer, por eso me voy a retirar”, confirmó Bolt.

¿Y qué pasará a partir de allí?

“Siempre he dicho que yo quería jugar futbol”, recordó. “Hemos hablado de eso pero no estoy completamente seguro qué es lo que voy a hacer. Eso lo verás”.

Por lo pronto se anuncio esta semana que entrenará con el club alemán Borussia Dortmund dada la relación que tienen ambos con la firma de ropa deportiva Puma, aunque se sabe que su corazón de aficionado le pertenece al Manchester United inglés.

Pero habrá tiempo para saber lo que ocurrirá más adelante.

Por ahora todavía podremos disfrutar al que es tal vez el atleta más grande de todos los tiempos sobre una pista, listo para volver a deslumbrarnos, emocionarnos y dejarnos maravillados, por lo menos una vez más.

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