Por supuesto, Woods usualmente no está en el campo a esta hora del día para una ronda de práctica, cuando el sol ya cae y la mayoría de los socios y visitantes se fueron a sus casas.
Sin duda que este es un momento inusual para el cuatro veces campeón del Masters.
De todas formas, hay algo que no ha cambiado. Puede que Rory McIlroy esté en pos del Grand Slam en su carrera, que Bubba Watson intente ganar el Masters por tercera ocasión en cuatro años, o que Jordan Spieth parezca estar a punto de meterse en la élite del golf. Woods sigue siendo el centro de atención en el primer major del año.
“El deporte es mejor cuando tiene a Tiger Woods”, comentó su viejo amigo Mark O’Meara, quien acompañó a Woods para jugar nueve hoyos de práctica el lunes por la tarde.
Woods usualmente se entrena temprano por la mañana en Augusta, pero su sorpresiva práctica por la tarde demuestra lo mucho que ha cambiado, y lo que no ha cambiado, desde que dejó de jugar a principios de febrero en medio de una pésima racha.
Esta fue la primera oportunidad para que el público viese en qué estado se encuentra, y fue difícil concluir si tiene posibilidades reales de conquistar su décimo quinto to título de un major.
Woods realizó algunos tiros magistrales, y otros pésimos. Algunas veces, fueron uno tras otro.
El torneo comienza el jueves, y Woods se siente optimista.
“Ha sido un proceso, pero ahora estoy bien”, comentó.
Woods insistió que su decisión de jugar en Augusta, que anunció la semana pasada, no es una muestra de que está desesperado por romper una sequía de casi siete años sin un trofeo de Grand Slam, y que a los 39 años está quedándose sin oportunidades para alcanzar el récord de Jack Nicklaus de 18 títulos de majors.
“Simplemente es una evolución”, señaló. “Sentía que tenía que elevar mi desempeño a un nivel en el que sintiese que podía ganar un torneo, y finalmente estoy allí”.