Golden State podría conquistar en su cancha de Oakland su segunda corona en tres años, pero no quitan el ojo sobre un equipo capaz de reaccionar con furia y repetirles la gracia del pasado año, cuando también ganaban 3-1 y fueron barridos en los siguientes tres partidos para perder el título.
“La temporada pasada fue la temporada pasada, esta temporada es la temporada de ahora” dijo el entrenador de los Warriors, Steve Kerr, quien busca exorcisar los fantasmas de 2016.
Los Cavaliers han demostrado que aún no están vencidos, cuando en el cuarto partido del viernes establecieron varios récords, como el de mayor cantidad de triples encestados en un partido (24), mayor total de puntos en un solo cuarto (49) y mayor cantidad en un primer tiempo (86).
Los Cavs de LeBron James ya tienen experiencia en este terreno escabroso, cuando el pasado año tuvieron el regreso más grande en la historia de finales y le dieron a Cleveland su primer título importante de cualquier deporte en 52 años.
“No me gusta estar así. Demasiado estres, pero llevo haciendo esto todos los años”, dijo James.
“Tenemos a algunos chicos muy confiados, pero los Warriors tienen ADN de campeonato y nosotros también”, añadió.
Curry sano, Durant imparable
A diferencia del año pasado, esta vez los Warriors cuentan con un Stephen Curry sano y el aporte extraordinario de Kevin Durant.
“Step está mucho más saludable que hace un año, porque es más fuerte, más rápido y más decidido”, insistió Kerr, en referencia al desgaste físico y mental de su estrella durante la Final de 2016.
Curry jugó esos playoffs con una rodilla lastimada pero ahora evidencia estar sano al promediar 25 puntos por juego en los priemros cuatro partidos de la serie al mejor de siete.
El entrenador de Golden State tiene razón para su optimismo, pues su novato estrella Kevin Durant tiene un rendimiento de alto vuelo con 34,3 puntos por partido en la final.
Durant no experimentó el trauma de la Final de 2016, pero sabe lo que es perder una final cuando en 2012, jugando con Oklahoma City, cayó ante el Miami Heat de LeBron James (4-1),
“Una derrota puede cambiar la dinámica de final, pero habla muy poco de nosotros en la final de 2016. Espero no se repita y levantemos el trofeo”, dijo Kerr.
Reviva las mejores jugadas de la final de 2016:
Temperamental
Otro capítulo del drama Warriors-Cavaliers es el comportamiento del explosivo alero Draymond Green.
El año pasado, los Warriors también lideraban 3-1 la Final, pero Green fue expulsado del crucial cuarto partido después de golpear en la ingle a la estrella de Cleveland LeBron James.
Entonces, los Cavaliers ganaron de visitantes el quinto encuentro, con Green viendo en la televisión el choque desde el palco de lujo en el estadio de béisbol al lado de la arena, esperando una celebración que nunca llegaría.
Cleveland ganó los juegos seis y siete para firmar el mayor regreso en la historia de la final de la NBA y destronar a los Warriors.
Un Green más maduro dice haber aprendido las lecciones de esa frustración, y lo ha demostrado al recibir menos faltas flagrantes esta temporada.
“Realmente he aprendido las lecciones, y eso me ha puesto en la posición que estoy hoy. Me siento mejor de lo que nunca me he sentido emocionalmente”, declaró.