“En 2012 me di cuenta que era un alcohólico, y estaba tratando de batallarlo sin ayuda”, dijo. “Podía pasar dos, tres meses sobrio, y luego recaía, y pasaba fines de semana en los que pensaba que nadie estaba pendiente, y me encerraba en un hotel y vaciaba el minibar”.
Indicó que le informó al equipo sobre su problema cuando estaban en Baltimore el 4 de octubre, en el último día de la temporada regular.
“Ese fin de semana empecé a beber y, ya sabes, pensé que nadie estaba pendiente y, ya sabes, estaba solo, todo el fin de semana metido en mi habitación”, señaló.
Sabathia dijo que “cuando me levanté, sentí que necesitaba ayuda. Fue una decisión difícil de tomar, porque sentí que estaba abandonando a mis compañeros, pero definitivamente necesitaba la ayuda para ser un mejor esposo, compañero y jugador”.
El pitcher defendió el momento de su decisión, dos días antes del que terminó siendo el único partido de los Yanquis en la postemporada, una derrota 3-0 ante los Astros de Houston en el partido por el wild card.
“Entiendo que los fanáticos estén molestos y que la gente no entienda, pero es una enfermedad”, dijo. “Si fuese mi rodilla o si fuese otra cosa, entonces la gente no tendría problema con eso. Pero, siendo alcoholismo, es difícil que la gente la entienda, pero es lo mismo”.
El zurdo de 35 años tuvo marca de 6-10, con 4.73 de efectividad esta temporada, en la que se vio afectado por un problema crónico en las rodillas. El ganador del Cy Young de 2007 ha tenido un desempeño mediocre los tres últimos años, en los que sumó marca de 23-27.
“Sencillamente estaba cansado de esconderlo”, señaló. “Sentí un gran alivio de que todos los sepan ahora… puedo empezar el proceso de sanación y empezar a tomar los pasos necesarios para mejorar”.
Sabathia dijo que no tomaba antes de jugar.
“Eso es algo que quería aclarar”, afirmó. “Nunca tomé antes de un partido ni nada por el esitlo”.