“Continúo creyendo que si perdí la final de Wimbledon en 2008 (9-7 en el 5º set contra Nadal), fue como consecuencia de la paliza que me había dado antes en Roland Garros (6-1, 6-3, 6-0 en la final). Esto influyó en la pérdida de los dos primeros sets (en Wimbledon)”, añadió,
El cambio se debe a un mejor servicio y a un golpe de revés más contundente (pegando a la bola plano en lugar de cortado), precisó el plusmarquista de victorias en torneos del Grand Slam (19).
“Estoy más sólido con el servicio y tengo más potencia desde que opté por una raqueta con una mayor superficie de cordaje. Golpeo mejor la pelota de revés siendo también más constante”, confió el suizo.
“Antes, tenía que cortar más (la pelota) porque mi raqueta estaba más adaptada a este tipo de golpeo”, concluyó.