Yao, de 36 años y dueño de los Shanghai Sharks, el club donde se formó, se retiró en 2011 tras casi una década en la NBA, para desarrollar una intensa carrera política, empresarial y filantrópica.
El pasado año el exjugador protagonizó una cierta “rebelión” contra la federación china al fundar y presidir una unión privada de clubes de baloncesto (con 18 de los 20 equipos de la liga).
Las autoridades contestaron esta medida creando una asociación oficial de equipos en la que el órgano estatal tenía un 30 por ciento de las acciones, aunque los observadores lo vieron como una cesión a las presiones de Yao para crear un baloncesto chino más abierto al mercado y los negocios.
La Administración General de Deportes planea una reforma de los órganos que rigen el baloncesto chino, dándoles mayor autonomía mediante la desaparición del órgano que dentro de esa institución se encarga de gestionar la federación.