La primera vez que se trató de levantar el veto, en 2015, los altercados se repitieron en el primer partido celebrado, también en un encuentro entre Enppi y el Zamalek, con un saldo de 20 muertos, lo que derivó la extensión del veto otros tres años más.
En los últimos años, por exigencias de la FIFA, solo se ha permitido la asistencia de público reducido a partidos de la Liga de Campeones Africana y de la selección egipcia.
El aficionado Rabia Refat Ibrahim, de 47 años, explicó que las restricciones de público han perjudicado a los equipos egipcios en las competiciones continentales y muchos de ellos “perdieron en partidos con equipos africanos de bajo nivel por la falta de los aficionados”.
“El futbol sin aficionados no tiene gusto”, dijo este seguidor del Ahly, el club más popular de Egipto. El fanático fue uno de los espectadores que asistió al estadio luego que se levantara el veto, aunque fuera para ver al Zamalek, el eterno rival de su equipo.
Medidas
Para poder acudir al partido, los aficionados interesados tuvieron que llenar un formulario con sus datos en la sede de sus clubes; luego sus fichas fueron remitidas a las fuerzas de seguridad quienes realizaron la revisión de los perfiles.
Los hinchas fueron rigurosamente seleccionados por las autoridades de seguridad para evitar nuevos episodios violentos. De esta manera, los amantes del futbol lograron quitarse la abstinencia del futbol, pero sin salirse del estricto orden impuesto en el país por el mariscal Abdelfatah al Sisi.
“No se ha oído ni un insulto ni palabras ofensivas”, confesó a un atónito aficionado, Akram Ahmed, de 20 años, al final del partido entre el Enppi y el Zamalek (1-4). Este fue el primer encuentro celebrado en el estadio Petrosport, en el barrio acomodado de Tagamu al Jamis, a las afueras de El Cairo, tras suspenderse el veto.
Sin hinchas violentos, el partido reunió a un público en su mayoría familiar, de parejas con niños pequeños y grupos de adolescentes, en total asistieron cerca de mil personas, una quinta parte del tope permitido por el Gobierno.
Los cánticos y el ruido de las cornetas de estos aficionados volvieron a dar vida al estadio y no cesaron durante los noventa minutos del partido, correspondiente a la quinta jornada de liga.
“Hoy no creo que encontremos problemas por la decisión de escoger a las personas que han entrado al partido y por las medidas de llenar un formulario en el club Zamalak para conseguir la entrada”, dijo Ahmed Husein Daui, de 55 años.
Sin dejar elementos al azar, la Policía acordonó las inmediaciones del estadio y aplicó estrictas medidas de seguridad.
Después de haber atravesado una larga hilera de policías y de haber sido cacheado un par de veces, Mohamed Monir, de 36 años, dijo que le dio sensación de “estar entrando en un país fronterizo”.
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