Todo parece indicar que la monarquía experimenta cada vez más avances sociales, no solo en los derechos de las mujeres: los niños ya pueden ir al cine, las mujeres podrán conducir pronto y pueden moverse por las calles más libremente de lo que se cree en Occidente. Sin embargo, siempre con la abaya puesta, el velo integral tradicional en el país.
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La excepción, que solo se hizo anteriormente en casos de visitas de Estado entre ellas de la canciller alemana, Angela Merkel, creó una gran expectación en el primer mundial de ajedrez que se celebra en Arabia Saudí.
Se trata de un pequeño paso más del príncipe heredero, Mohammed bin Salman, para reformar la sociedad de su país frente a la resistencia religiosa. Al fin y al cabo, el Gran Muftí del país prohibía aún en 2016 el ajedrez.
Sin embargo, en el ámbito diplomático quedan en evidencia los límites de la voluntad de cambio de los saudíes: en la competición participan 236 jugadores y jugadoras de 70 países, entre ellos el campeón mundial, el noruego Magnus Carlsen, o el finalista de la anterior edición, el ruso Serguei Kariakin.
Sin embargo, podrían haber participado 71 países si Riad hubiere aceptado a la delegación israelí. El país no concedió el visado a los jugadores israelíes, algo que ensombreció el espectáculo.
“Queremos una compensación para nuestros jugadores porque se vieron profesionalmente perjudicados”, exigió el portavoz de la federación de ajedrez israelí, Lior Aizenberg. Organizar torneos internacionales sin que puedan participar todos los países “no es aceptable”, añadió.
La exclusión de facto de Israel tampoco fue la única polémica: la campeona mundial de ajedrez rápido y relámpago, la ucraniana Anna Muzychuk, se negó a viajar a Riad, por lo que perderá su título sin competir.
¿No se podría haber garantizado la participación de Israel antes de conceder a Arabia Saudí la organización del mundial? ¿Se dejaron llevar por los saudíes, que ofrecen un premio récord de dos millones de dólares? La federación internacional deberá formularse ahora estas preguntas.