Mientras reflexionan al respecto, los 15 miembros del Comité Ejecutivo, con el presidente Thomas Bach, se reunirán para analizar sobre todo informes relativos a los preparativos de los Juegos de verano de Rio-2016 y de Tokio-2020.
En la agenda está el espinoso asunto del futuro estadio de Tokio, donde el primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha ordenado una revisión completa del proyecto ante las numerosas críticas recibidas por el elevado costa, estimado en casi 2.000 millones de euros.
El australiano John Coates, uno de los cuatro vicepresidentes de la institución, ha querido tranquilizar al respecto, indicando que el COI cree que la revisión del proyecto no tendrá incidencia en su entrega a tiempo para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de dentro de cinco años.
El Comité Ejecutivo olímpico abordará también la propuesta de reconocimiento del Comité Olímpico nacional de Sudán del Sur, decisión que será sometida a voto en la Sesión del COI el 2 de agosto.
Dos excelentes candidaturas
En lo referente a la sede de los Juegos de 2022, las de Pekín y Almaty son “dos excelentes candidaturas”, estimó Bach hace apenas unos días, en su visita a Moscú para el Mundial de esgrima.
“La decisión no será fácil ya que las dos han tenido muy en cuenta la Agenda-2020, por razones totalmente diferentes”, apuntó.
La capital china, reforzada por el gran recuerdo olímpico de 2008, tiene como puntos débiles los aspectos medioambientales, sobre todo la débil presencia de nieve natural en las dos sedes de las pruebas, al norte del a capital china, donde se debería recurrir a una gran cantidad de nieve artificial, con el consiguiente gasto de supone en las reservas de agua.
Pekín se ha propuesto la obtención de estos Juegos para impulsar su economía con la promoción de los deportes de invierno, no muy populares todavía en China.
“A menos de una semana de la elección, continuamos trabajando para presentar los puntos fuertes de nuestra candidatura a la familia olímpica. Una candidatura que ofrece no sólo una organización de los Juegos con éxito garantizado, sino también un gran potencial para los deportes de invierno”, declaró el alcalde de Pekín, Wang Anshun, que llegó el sábado a Malasia al frente de una numerosa delegación.
¿Sorpresa kazaja?
El proyecto de Almaty, menos ambicioso, parece apostar por el medio plazo y, en caso de no conseguir la sede, parece muy adecuado para sentar las bases de un futura candidatura para otra edición.
Kazajistán, una antigua república soviética que es hoy una potencia petrolera fronteriza con Rusia y China, cuenta con 18 millones de habitantes y está dirigida con mano de hierro por el presidente Nursultan Nazarbaiev.
El país de Asia Central tiene ya asignada la organización de las Universiadas de invierno del año 2017, que podrían servir de ensayo general si es elegida el vierne para los Juegos de 2022.
El resultado del voto de los miembros del COI, que será rápido al haber sólo dos ciudades aspirantes, se conocerá el viernes.
El mismo día será también designada la ciudad organizadora de los Juegos Olímpicos de invierno de la Juventud de 2020. También ahí hay dos ciudades aspirantes, la favorita suiza Lausana -sede del COI desde 1915- y la rumana Brasov.