Clemente murió el 31 de diciembre de 1972 cuando el avión en el que transportaba ayuda para Nicaragua se desplomó por sobrecarga en el mar Caribe, poco después de despegar. Su cuerpo nunca fue recuperado.
El pelotero puertorriqueño goza de máxima admiración en Nicaragua, donde el béisbol es el deporte rey, tanto por su historia deportiva como por su sacrificio por las víctimas del fatal terremoto.
El Estadio Nacional Infantil y el estadio de Primera División de la ciudad de Masaya llevan su nombre.
El terremoto que impactó a Managua tuvo una magnitud de 6,2 Richter, provocó la muerte de al menos 10.000 personas, dejó unos 20.000 heridos y devastó la capital nicaragüense.
Clemente, quien jugó 18 temporadas en la Major League Baseball (MLB, de Estados Unidos) con los Piratas de Pittsburg, ganó cuatro títulos de bateo, conectó un promedio de .317 de por vida, participó en 12 juegos de las estrellas, fue el Jugador Más Valioso en 1966, el primer pelotero latinoamericano en conectar 3.000 imparables en las Grandes Ligas.
Además, ganó 12 guantes de oro, jugó en la Serie Mundial en 1960 y 1971, y en esta última mereció el título de mejor pelotero.
Sus méritos lo llevaron al Salón de la Fama de Cooperstown de forma precipitada en 1973, un año después de su muerte, y en agosto de 2015 fue ingresado al Salón de la Fama del Deporte Nicaragüense.
