Deporte Internacional

“Me gustaría tomarme vacaciones”: las revelaciones que Maradona hizo antes de su muerte

Maradona, después de recuperarse, quería vacaciones, para luego reinsertarse a una vida normal con futbol, lo cuál nunca logró.

Durante las primeras horas de recuperación de Diego Armando Maradona en la Clínica Olivos, y luego de la operación por un hematoma, se encontraba el círculo íntimo del argentino pendiente de las posibles necesidades. Era una habitación donde había tranquilidad.

“¿Qué harían ustedes si fueran Maradona?“, preguntó el recién operado. Después de una pausa, la respuesta de uno de sus interlocutores fue: “No me gustaría ser Maradona ni un minuto”. Maradona sostuvo una sonrisa de lado y replicó: “¿Viste? Eso me pasa todos los días. Estoy cansado, me gustaría tomarme vacaciones de Maradona”.

Según fuentes cercanas a Maradona, durante sus últimos días tuvo charlas filosóficas. Debido a que necesitaba tratamiento e intervención constante, logró que su familia y su círculo íntimo buscaran momentos para cuidarlo, atenderlo y “que volviera a ser él”.

Pasó los días de recuperación en su casa nueva del Tigre, una zona que le gustaba mucha. “El Diez” se encontraba “supermotivado” con su recuperación, ya que quería estar cerca de su familia y seres queridos. Él quería “volver al banco de Gimnasia de La Plata”. Después de unos días, hizo una caminata por el parque e hizo uno de sus pasatiempos favoritos: jugó cartas con sus acompañantes. 

Su círculo íntimo

Una de las personas que lo acompañaba la mayor parte del tiempo, era su sobrino Jony Espósito. Lo despidió la noche del martes 24 de noviembre a las 23.00 horas. Otra era Maxi Pomargo, quien fue su ayuda por mucho tiempo para tomar decisiones y cuñado de Matías Morla, su abogado.

Sus hijas Gianinna, Dalma y Jana lo visitaron muchas veces, incluso a diario. Verónica Ojeda, exmujer del crack,  le llevó a Dieguito Fernando.

Una enfermera lo acompañaba 24 horas en una habitación contigua a la suya. Maradona también tuvo sesiones con el psicólogo y el psiquiatra.  Leopoldo Luque, su médico personal, lo visitaba algunas veces por semana para conocer sus mejoras.

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Tafa, su kinesiólogo, le daba la terapia de rehabilitación física. También fue uno de los impulsadores para hacer la rutina Maradona Fitness. Ya que en junio pasado, Maradona tuvo una depresión que le hizo recaer en el consumo de alcohol.

Su hija Jana se ofreció para cuidarlo de noche. “No te hagas problema, mami, andá tranqui”, le dijo su padre.

 

Por su bienestar, Maradona estaba monitoreado y estrictamente controlado todo el tiempo. No tenía tantas libertades por lo que comenzó a pasar mucho tiempo en su habitación, miraba partidos y hablaba por teléfono. Una de las personas con las que tuvo contacto por esta vía fue Sebastián Méndez, su ayudante de campo en Gimnasia.

Según Infobae, una fuente les reveló que cada vez veía más imágenes de sus papás: Tota y Chitoro. “Cada vez que hablaba de ellos, se ponía a llorar, como cuando asumió en Gimnasia. Los extrañaba mucho”, aseguró.

El último fin de semana

Luque se dirigió a su casa durante el fin de semana, quería quitarle los puntos. El Diez se encontraba en su habitación y no salía a pesar de que le habían anunciado aquella visita.

El doctor buscó la forma de llamar su atención. Tomó la paleta de ping pong y se puso a jugar. Cuando Maradona escuchó, salió y le dijo: “Tordo, ¿qué hacés?”. A lo que Luque le respondió: “Te vine a ver a vos, pero como no salías  me puse a jugar”.

El neurocirujano concluyó: Maradona necesita una motivación, de un régimen regular, trabajar. “Hay que discutir muchas variables y nadie va a tener la razón absoluta. Yo pienso que a nadie hay que quitarle el trabajo, y más si lo apasiona. Si le da una vida, una rutina… Es mi sugerencia. Muchas personas pueden opinar diferente. Que no, que no tenga presiones, que esté relajado… Diego donde menos sufre presiones es en una cancha. Esa es mi impresión”, había dicho Luque después de realizar la operación, lo cual volvió a pensar en ese último fin de semana.

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Cientos de personas se reunieron en el Obelisco para despedir a Diego Armando Maradona, en Buenos Aires. (Fuente Prensa Libre: EFE)

El día de la muerte de Maradona, el 25 de noviembre, en el lugar se encontraba a su asistente, el encargado de su seguridad, una enfermera y una cocinera. A las 11.30 horas (hora de Argentina) llegó su psicólogo y su psiquiatra, quienes entraron a la habitación de “el Pelusa”, quien no respondió.

No notaron signos vitales y llamaron a profesionales para realizar maniobras de reanimación.

Su autopsia preliminar, determinó que “El Diez” sufrió de “insuficiencia cardiaca aguda, en un paciente con una miocardiopatía dilatada, insuficiencia cardiaca congestiva crónica, que generó edema agudo de pulmón”. 

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