Esencialmente, el serbio se topó con una situación incómoda, de esas que achican a cualquiera. Los casi 24.000 espectadores vinieron a ver a Roger Federer conquistar su 18vo título de Grand Slam. Algunos gritaron doble falta cuando Djokovic se aprestaba a sacar.
El número uno del mundo, por 6.740 puntos de diferencia sobre el perseguidor inmediato, se encargó de desarbolar sistemáticamente al astro suizo, que había alcanzado la final del Abierto de Estados Unidos inmerso en una racha en la que ganó 28 games consecutivos, con un tenis ofensivo y rejuvenecido a sus 34 años.
Su victoria 6-4, 5-7, 6-4, 6-4 sobre el segundo del ranking coronó la segunda temporada del serbio con una cosecha de tres títulos en las grandes citas. A diferencia de 2011, este año alcanzó las finales en todas, perdiendo únicamente ante Stan Wawrinka en el Abierto de Francia.
También se convirtió en el octavo hombre en la historia que ingresa al club de ganadores de 10 títulos de Grand Slam, uniéndose a Federer (17), Rafael Nadal (14), Pete Sampras (14), Roy Emerson (12), Bjorn Borg (11), Rod Laver (11) y Bill Tilden (10).
Contra Federer, luego de conseguir un punto, Djokovic pegó un salto y le dio un puñetazo al aire, mirando sonriente a la gente que alentaba al suizo. Previo al partido, Federer fue presentado como el “posiblemente el mejor jugador de la historia”.
Después de su victoria, en los túneles del estadio Arthur Ashe, Djokovic se encontró con Butler, el actor escocés que personificó al rey Leónidas I de Esparta en la cinta “300”, para pegar el grito de “This is Sparta!”.
Claro está que las 3 horas y 20 minutos de juego no tuvieron nada semejante a la Batalla de las Termópilas. Este es el terreno en que Djokovic más disfruta competir, siendo el villano que se crece en medio de un entorno hostil, preparado para un derroche de garra y flexibilidad de su cuerpo para devolver pelotas imposibles.
Federer “se merece todo el respaldo que recibe”, dijo Djokovic. “Yo tengo que ganarme ese respaldo y ojalá algún día pueda estar en esa posición”. Aparte de silenciar al público en su contra, Djokovic también ganó la pulseada con Federer, diluyendo aspectos fundamentales de su juego como el saque y el revés.
Federer cometió 54 errores no forzados, 17 más que Djokovic, y sólo pudo capitalizar cuatro de 23 oportunidades de quiebre. Djokovic también neutralizó el “SABR”, las siglas en inglés que aluden a “Sneak Attack by Roger”, o “Ataque Sorpresa de Roger”, la nueva táctica del suizo en la que sube hacia la red para devolver el saque del rival. El primer intento le salió, pero luego no pudo repetirlo con éxito cuando el serbio respondió con un globo y un saque fuerte.
Federer lo intentó todo, pero Djokovic tiene el talento innato de obligar a que el rival tome decisiones imprudentes y se vea obligado a la perfección absoluta.
“Nos empujamos mutuamente al límite como siempre lo hacemos”, dijo Djokovic. No hay duda, Djokovic es el número uno del mundo. Hasta dónde puede llegar con 28 años? Su obsesión es la arcilla de Roland Garros, el único trofeo grande que no ha obtenido.
Es donde su racha de 41 victorias seguidas al inicio de la temporada de 2011 se vio cortada por Federer en las semifinales, y en donde también ha perdido tres finales. Aunque promete seguir dando pelea, el reto de ganar siete partidos seguidos en un mismo major parece inalcanzable para Federer.
Nadal y Andy Murray, sus otros dos rivales de peso, se han rezagado. Lo de Nadal genera más interrogantes, luego de cerrar su primera temporada desde 2004 en la que no gana un grande, y de que su exigente estilo de juego le ha pasado factura a su cuerpo.
Federer opinó que Djokovic tiene todas las herramientas para seguir sumando títulos al subrayar que “sólo debe mantenerse sano y no perder la ambición”.
A Djokovic le preguntaron si era posible alcanzar los 17 o 18 grandes: “Bueno, ya estoy en doble dígito. Es un honor formar parte de un grupo de leyendas de nuestro deporte… siempre he dado importancia a cuidar mi físico, un planteamiento holístico a mi vida. Siempre he creído que es lo más importante para mi tenis. Seguir con ese mismo estilo de vida. Espero que eso me dé la longevidad para competir muchos años y tener más oportunidades para pelear por estos trofeos”, expresó.