Williams llegaba a la final sólida, perdiendo solo un set en seis partidos disputados y empatando el récord de 101 victorias de la legendaria Chris Evert. Ahora se quedó, una vez más, a uno de igualar a Margaret Court en el número de Grand Slams.
Andreescu llegaba a la final invicta (9-0) ante jugadoras top 10… Y Serena no pudo cambiar eso.
La estadounidense arrancó el partido con un ace, poco después de entregar el servicio con una doble falta ante una Andreescu que cometía pocos errores y estaba sacando muy bien.
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No fue un golpe de suerte, en el primer set, la canadiense puso en aprietos de nuevo a la multicampeona en el séptimo game con cinco chances de quiebre (que supo salvar Williams), antes de sí romperle para llevarse el primer set por 6-3, también con doble falta.
Mientras el primer saque de la estadounidense salía con mucha fuerza pero en falta o a la malla, la canadiense se movía tranquila por la cancha, haciendo correr de un lado a otro a su rival, que temprano comenzó a desesperar.
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En su primer chance en el segundo set, otra vez dejó escapar su saque -de nuevo, doble falta- ante la sorpresa de la cancha central Arthur Ashe y de la propia Serena, que veía al cielo como pidiendo una explicación divina.
“¡Vamos Serena!”, gritaban desde el público, donde estaban personalidades como la duquesa Megan Markle y el director de cine Spike Lee.
And for the final time here…
THIS
IS
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El primer quiebre llegó en el tercer game de la segunda manga: Andreescu, que ya había salvado quiebre el primer set, terminó cediendo a la cuarta amenaza en ese game, pero Williams no pudo ratificarlo, una vez más con un saque que no quería entrar a la primera y un retorno deficiente, por lo general largo.
Después de quebrar en el cuarto y sexto, entregó su saque teniendo punto para partido (40-30), con Williams rehusándose a entregar todos los récords que estaban en juego.
Y ahí se intercambiaron los papeles. Serena fue la Serena que todos querían ver en el octavo y al reducir la ventaja a 5-3 se llevó una gran ovación, de quienes no estaban listos para irse ya, y se levantaron de sus asientos solo para aplaudirla cuando quebró, cómoda por fin, en 0-40, el siguiente.
El saque comenzó a entrar, aunque no del todo, pero la precisión volvió y sobre todo la confianza, pero ya había mucho daño y fue imposible remontar. Rompiéndole el servicio, como comenzó, se llevó el título y acabó con el sueño de su rival, que por segundo año consecutivo se va de Flushing Meadows con las manos vacías.
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