Arévalo y su compañero, el neerlandés Jean-Julien Rojer, ganaron en la final al croata Ivan Dodig y el estadounidense Austin Krajicek por 6-7(4), 7-6(5) y 6-3 en tres horas y un minuto.
El jugador nacido en Sonsonate, de 31 años, celebró efusivamente el triunfo abrazándose con su esposa, hijo y otros allegados, así como con los hinchas salvadoreños presentes en la pista Philippe Chatrier, con los que gritó “El Salvador, El Salvador”.
Vestido de negro y con gorra blanca, el jugador centroamericano y su pareja holandesa remontaron un partido que parecía que tenían perdido.
Después de perder la primera manga en el desempate, estuvieron a punto de despedirse de la final en la segunda, cuando salvaron hasta tres bolas de partido. Ganado el segundo set en el tie break, Arévalo y Rojer aceleraron y vencieron con claridad el tercero.
El salvadoreño ha roto tabúes en su región. Ya había alcanzado la final del Abierto de Estados Unidos del año pasado en dobles mixtos, junto a la italiana Giuliana Olmos, aunque la perdieron.
Esta vez, su compenetración con el neerlandés Rojer, de 40 años, dio sus frutos, después de comenzar a trabajar juntos a comienzos de este año, algo facilitado porque ambos residen en Florida (EE.UU.) junto a varios miembros de su equipo.