Pagó cara su desconexión del 8 de junio en la final de Roland Garros, cuando le superó la presión y cayó ante un Stan Wawrinka en estado de gracia. Otra vez acabó en lágrimas su intento de ganar el único torneo de Grand Slam que se le resiste.
Antes y después de aquel partido, Djokovic fue intocable, capaz de ganar el 93,2% de sus citas, con seis Masters 1000 más en su palmarés (Indian Wells, Miami, Monte Carlo, Roma, Shanghai y París-Bercy), lo que supone un récord en la historia, en la que también inscribió su nombre por haber alcanzado los 16.585 puntos ATP.
Federer planta batalla
Con los años, el tenista de Belgrado, pleno de talento y de irreverencia en sus inicios, ha sabido calmarse hasta convertirse en un témpano capaz de dominar los partidos con una gestión perfecta de sus recursos.
Tras una etapa en la que el tenis mundial era cosa de cuatro, el conocido como Big Four; Federer, Nadal, Djokovic y Murray, ahora el interés radica en saber si alguien es capaz de alcanzar en 2016 el nivel del serbio.
Considerado por muchos el mejor de siempre, Federer, 34 años y 17 Grands Slams en su palmarés, fue el que más cerca estuvo de Djokovic en 2015. Fue capaz de ganarle en tres ocasiones en los ocho partidos que disputaron.
Pero en los tres más importantes; la final de Wimbledon, la del US Open y la del Masters su físico no alcanzó para batir a Djoko, 6 años más joven.
Con una estrategia basada en acortar al máximo los puntos para prevalecer su calidad sobre su resistencia, el jugador de Basilea fue capaz de ganar seis torneos, aunque sólo uno (Cincinnati) de categoría Masters 1000.
Tras una segunda mitad de 2014 en la que estuvo lastrado por las lesiones, Nadal entró en 2015 con muy mal pie. El rey del juego mental bajó a la tierra y sufrió en donde siempre había ganado: La ansiedad invadió su tenis y se sucedieron las derrotas.
Muguruza, sensación de la WTA
En Roland Garros sus rivales temían la resurrección, pero esta vez no hubo milagros y el hombre de las 9 coronas en París cayó con rotundidad en cuartos de final ante Djokovic.
Tras tocar fondo cayendo hasta la 10ª plaza ATP en junio, el tenista de 29 años protagonizó una mejora en su juego en la última parte de la temporada, como corroboró en el Masters de Londres al batir a Murray (2º) y Wawrinka (4º) en la superficie que menos le gusta (cemento bajo techo).
Luego cayó en semifinales ante Djokovic. “Por el momento es casi invencible”, admitió de su rival. Su progresión es esperanzadora tras una temporada en la que perdió 19 partidos, el mayor número desde que pasó a profesionales en 2002.
En categoría femenina Serena Williams fue una vez más la gran dominadora del circuito femenino, pero, como Djokovic, se quedó a un paso de lograr el Grand Slam.
Su caso fue todavía más doloroso que el de Djokovic. Tras ganar en Australia, Roland Garros y Wimbledon, alcanzó las semifinales del US Open, dispuesta a lograr la gesta ante su público.
Pero se cruzó en su camino la italiana Roberta Vinci, entonces 43º de la WTA, para remontarla un set y privar a la estadounidense, traicionada por la presión, de su gran sueño.
La otra gran noticia de la temporada fue la ascensión al estrellato de la española de origen venezolano Garbiñe Muguruza, que finalizó la temporada como tercera de la clasificación tras haberla comenzado en el puesto 21º.
Convertida en una jugadora capaz de competir en todas las superficies, la tenista nacida en Caracas alcanzó la final de Wimbledon, en la que no pudo con la gran Serena.
