Las apuestas prohibidas para los deportistas son aquellas relacionadas con su deporte o con la competición en la que participan, aunque sea una cita polideportiva.
Es decir, que ningún participante en los Juegos Olímpicos puede apostar sobre una prueba incluida en los Juegos, aunque no sea de su deporte.
Los atletas que cometan una violación serán sancionados por las organizaciones deportivas, según una serie de agravantes y atenuantes: en el mejor de los casos con una advertencia; en el peor, con una suspensión de por vida.
El COI conmina a todos los organismos deportivos a “implementar medidas” para hacer cumplir el Código, que subraya en referencia a la lucha contra la manipulación que el mundo del deporte “no puede hacerlo solos” y piden la colaboración de las administraciones públicas, especialmente en los aspectos legales, y de las casas de apuestas.
“Es crucial”, señala el texto.
El COI recuerda que el Código es un texto “de mínimos” e invita a sus socios a endurecer las medidas que consideren insuficientes.