Hasta la fecha se ha vendido toda la boletería, y se espera una venta de casi un millón de PPV. Negocio redondo que sirve de corolario a la celebración mexicana del Cinco de Mayo.
Y es que el resultado de esta contienda servirá para aclarar el panorama del pugilismo mexicano ya que lvarez (48-1-1) y Chávez Jr. (50-2-1) representan corrientes distintas pero no distantes dentro del boxeo.
Se han convertido en una especie de deidad para sus compatriotas, que los culpan de todo lo bueno y lo malo que pasa en el boxeo.
El Canelo es el boxeador más taquillero del momento, capaz de meter 50 mil personas en un estadio, aunque sus detractores lo acusan de considerarse el número uno del mundo y rehuirle a un pleito con el kazajo Gennady Golovkin (GGG) , considerado el mejor peleador de su categoría.
Por su parte, Chávez Jr. debe soportar a diario las comparaciones con su padre, considerado el mejor boxeador en la historia de México, y ha navegado entre escándalos y suspensiones que lo dejaron al borde del retiro en más de una oportunidad.
Es decir, ambos arrastran tantas pasiones como fantasmas. Es por eso que esta cita en el ring es propicia para que ambos salden cuentas con sus pasados.
El suceso del año
Un pleito pactado en 164 libras y con una multa de un millón de dólares para quien no pueda vencer la báscula, es solamente el preámbulo para una cita que no necesita cinturones de por medio para ser el suceso boxístico del 2017.
De hecho, el Canelo inició la semana con la noticia de que no aceptaría un cinturón conmemorativo del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), elaborado por artistas huicholes, si gana este combate.
“Esta es simplemente la pelea que la gente quería ver. Más que títulos, esta es una cuestión de orgullo. Pasó mucho tiempo para hacerse y ahora vamos a hacer historia”, afirmó lvarez, que es manejado por otro antagonista del clan Chávez, el Golden Boy Oscar de la Hoya.