La polémica se abatió sobre Rio en los últimos meses, con paisajes desoladores: materiales de construcción abandonados, asientos apilados y alcantarillas a medio cerrar. Sin contar la piscina de precalentamiento donde hace unos meses Michael Phelps se preparaba para sus hazañas olímpicas, hoy convertida en un criadero de mosquitos, o el marchito césped del famoso estadio Maracaná.
“Hoy hay una gran discusión sobre el gran legado de estos Juegos. Puedes sentir el legado sólo con estar allí, ver el transporte, las infraestructuras…”, añadió.
“Existen informes de que no todo se está usando por completo. Quiero apelar a todos a los que están haciendo esos juicios a que comparen con experiencias previas para poner en perspectiva la realidad. Y la realidad es que en Londres-2012, por ejemplo, el Parque Olímpico estuvo cerrado un año y otros centros, de dos a tres años, porque necesitas tiempo para adaptar las instalaciones olímpicas a un nuevo uso”, explicó.
Bach llegó a Punta del Este, en el departamento uruguayo de Maldonado, el fin de semana, y se trasladará el miércoles a Buenos Aires para supervisar los avances de la organización de los Juegos de la Juventud, los primeros fuera de Asia, que tendrán lugar en octubre de 2018.
Brasil vive actualmente una histórica crisis económica y social que sacude todas las esferas de su vida diaria.
“Hay que poner en perspectiva la situación del país. Si miran la crisis en Brasil es aún más profunda desde hace unas semanas. Por ello, no es fácil que esto sea la prioridad cuando la crisis es tan profunda. Visto de esta perspectiva, tenemos confianza en que Rio es mejor después de los Juegos y va a seguir desarrollándose en los próximos meses y años”, concluyó Bach.
La Odepa celebra este martes y miércoles una asamblea para elegir a su nuevo presidente tras ocupar los dos últimos años el cargo el uruguayo Julio César Maglione de forma interina.