El rosarino Pizzi podría convertirse en el segundo entrenador argentino que le da a Chile un título continental.
Será un partido revancha de la final del pasado año, cuando Chile, aprovechando su condición de local y dirigido por Sampaoli, derrotó a Argentina en la final, 4-1 en tanda de penales, en el Estadio Nacional de Santiago.
Empero, al sucesor de Sampaoli no le fue bien cuando asumió en La Roja, y su primer traspiés contra Argentina fue en el clasificatorio sudamericano para el Mundial de Rusia-2018 en marzo pasado.
Luego, la Albiceleste le venció en el primer partido de la fase de grupos de esta Copa Centenario. Ambos partidos por el mismo marcador 2-1.
Las críticas le llovieron a Pizzi entonces, y se convirtieron en aguacero acompañado de tormentas eléctrica cuando Chile ganó con lo justo a la débil Bolivia (2-1) en la segunda fecha del Grupo D.
Cuando parecía que se iba a hundir, el argentino nacionalizado español reflotó como corcho con la goleada de 7-0 que le propinó Chile a México en cuartos de final, y la victoria de 2-0 ante Colombia en unas semifinales pasadas por agua.
En medio de la tormenta, Pizzi le puso el pecho y encajó las críticas. Al mejorar el equipo, se tomó las cosas con filosofía.
“Algo ha cambiado. Antes ustedes me preguntaban si iba a estar para el próximo partido. Ya no me lo preguntan”, dijo el entrenador en un intercambio con la prensa en esta Copa.
Ahora, el hombre que llegó a la Copa América Centenario con el cargo pendiendo de un hilo, está más fuerte en el trono que barco amarrado en previsión de un huracán.
Pizzi el luchador
Pizzi es un luchador. Desde que como jugador dejó el Rosario Central de su país para irse a probar suerte en Europa, con un paso breve por México, ha tenido que luchar fuerte cada meta de su vida.
Tras consolidar una carrera de 17 años por clubes de su país, de España, México y Portugal, incluido el Barcelona (1996-1998), se retiró en 2001 con la camiseta del Villareal.
Nacionalizado español, se radicó en Barcelona y logró ser incluído en un curso especial para exjugadores de la selección española que quisieran convertirse en directores técnicos, en una promoción que incluyó a Pep Guardiola y Luis Enrique, entre otros.
Luego de dirigir en su país natal y Perú, su consagración llegó precisamente en Chile, donde en una estancia de cinco años consagró en primera división al Santiago Mourning y llevó al título a la Universidad Católica.
De ahí ese conocimiento del jugador chileno.