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Natalia Yurchenko, la historia de la gimnasta soviética que creó uno de los saltos que Simone Biles ha llevado a otro nivel

El salto Yurchenko ha tenido una trascendencia única gracias a una de las mejores gimnastas de la historia, la estadounidense Simone Biles, que lo ha llevado a otro nivel.

Natalia Yurchenko con algunas de sus distinciones. (Foto Cortesía: Natalia Yurchenko).

Natalia Yurchenko con algunas de sus distinciones. (Foto Cortesía: Natalia Yurchenko).

La joven Natalia Yurchenko no estaba preocupada por medallas ni por reconocimientos, mucho menos por la inmortalidad.

Aunque para los conocedores y aficionados a la gimnasia eso fue lo que precisamente consiguió con un movimiento que hizo en los años 80 al realizar el salto de caballo o vault.

“Solo puedo darle crédito a Simone Biles por no tener miedo a probar cosas nuevas y sacudir al mundo con todas sus hermosas habilidades, especialmente con ese salto”, le dice Yurchenko a BBC Mundo.

Desde la academia que fundó en Chicago, Estados Unidos, nos habla de la emoción que siente cuándo ve la evolución de algo que nació del amor por la gimnasia y del deseo por innovar.

Pero también de una época y de una generación de atletas que hicieron historia.

Innovación

El equipo femenino de gimnasia de la Unión Soviética fue una potencia que consiguió ocho oros olímpicos entre 1952 y 1980.

Vladislav Rastorotsky fue un entrenador ruso que tuvo entre sus pupilas a leyendas como Lyudmila Turishcheva y Natalia Shaposhnikova.

Lyudmila Turishcheva en el podio acompañada de su compatriota Tamara Lazakovich y la alemana Karin Janz.
Gerry Cranham/Offside via Getty Images
Lyudmila Turishcheva con la medalla de oro en Múnich 1972. La acompañan su compatriota Tamara Lazakovich y la alemana Karin Janz.

Muchos de los atletas que formó le dieron a la Unión Soviética múltiples medallas en diferentes competencias internacionales.

Pero más que preseas y títulos hay algo que definió a Rastorotsky: era un innovador.

Yurchenko, quien fue una de sus alumnas, da testimonio de ello.

“Amábamos la gimnasia. Fui parte de un grupo que le gustaba innovar, se suponía que cada uno debía desarrollar habilidades nuevas. Siempre fue así”.

Se trataba de explorar lo que nadie había hecho antes. Eso hizo que fuera un momento muy emocionante, genial”.

Yurchenko no recuerda con exactitud qué día hizo por primera vez el salto que lleva su nombre.

“Creo que fue en 1981, cuando comenzamos a entrenarlo”.

“Pensamos que era un poco loco cuando nuestro entrenador nos sugirió intentarlo, pero fue un proceso fácil y muy divertido”.

Natalia Shaposhnikova
Tony Duffy/Getty Images
Natalia Shaposhnikova en el Mundial de Gimnasia Artística celebrado en Francia en 1978.

Rastorotsky tuvo la idea y sus pupilas empezaron a ensayar haciendo volteretas sobre colchonetas apiladas.

Días después introducirían la pista y la mesa.

Y a medida que practicaban se dieron cuenta de que la velocidad transformaba el salto que daban hacia atrás, “lo cual le añadía más dificultad”.

Fueron saltos tras saltos hasta que Yurchenko perfeccionó la técnica y la introdujo por primera vez en una competencia en 1982.

“Antes de que Simone Biles hiciera historia, Natalia Yurchenko cambió la gimnasia artística para siempre con una nueva entrada al salto de caballo”, dice el sitio del Comité Olímpico Internacional.

“Yurchenko es la creadora de la entrada Yurchenko al salto de caballo, en el que el gimnasta realiza una redondilla sobre el trampolín y luego una voltereta hacia atrás sobre la mesa”, señala la Federación Internacional de Gimnasia.

Simon Biles llegando de espaldas a la mesa
Athit Perawongmetha/Reuters
Simone Baile en uno de sus saltos en París 2024.

La inspiración

Yurchenko nació en 1965 en la ciudad de Norilsk, en Siberia. A los 9 años comenzó a hacer gimnasia.

Entre sus fuentes de inspiración estaban atletas como la bielorrusa Olga Korbut, quien compitió en representación de la Unión Soviética en las Olimpiadas de 1972.

Fue una de las estrellas que deslumbró en Munich.

Olga Korbut saltando de las barras asimétricas
Evening Standard/Hulton Archive/Getty Images
Olga Korbut en el Campeonato Europeo de Gimnasia Femenina de Londres 1973.

También estaba la rumana Nadia Comaneci, quien en las barras asimétricas de Montreal 1976 obtuvo el primer 10 en la historia de los Juegos Olímpicos.

Esa fue tan solo una de las razones que la convirtieron en leyenda.

“Cuando empezamos a ver por televisión todos esos movimientos, trucos, que las hacían distinguirse del resto de competidores, se convirtieron en una influencia para nosotras”, cuenta Yurchenko.

“Al ver lo que hacían, todos los entrenadores y gimnastas empezamos a soñar con eso. Decíamos: ‘tengo que hacer esto y aquello”.

“Ellas nos mostraron que se podían hacer movimientos más difíciles de una manera segura y excepcional”.

Algo mágico

En su formación Yurchenko cree que el ballet y el trampolín fueron elementos clave “para explorar nuevas habilidades y nuevos límites”.

“Nuestra práctica comenzaba en el trampolín. Después desarrollábamos las habilidades acrobáticas difíciles en el pit (fosa de cubos de esponja)”.

“Cada día hacíamos más y más: doble-doble, doble-triple, hacia adelante y hacia atrás. Todas esas habilidades, las entrenábamos todos los días para desarrollar más conciencia del aire”.

Nadie Comaneci
Getty Images
Tras la participación de Comaneci, el marcador no pudo indicar el puntaje perfecto que le dieron los jueces porque estaba diseñado para reflejar tres dígitos.

Para ella y sus compañeras algo parecía claro: entre más alto, más emocionante.

En el mundial de gimnasia de 1983, Yurchenko se coronó all-around champion, es decir, ganó la medalla de oro al sumar su desempeño en los cuatro aparatos: salto de caballo, barras asimétricas, viga de equilibrio y manos libres o piso.

Cuando gané ese título, fue muy emocionante”, señala.

Pero me aclara que cuando comenzó a hacer gimnasia y cuando decidió seguir ese camino, no pensó “en cuántas medallas podía ganar”.

“Me dediqué a la gimnasia en realidad porque me gustaba estar en el gimnasio, disfrutaba el proceso de aprender nuevas habilidades. Era algo mágico para mí”.

Las medallas que conquistó le dieron alegrías y aún más poque las consiguió haciendo lo que le gustaba. “Trataba de ser la mejor en lo que hacía”.

Décadas después

El salto Yurchenko ha progresado muchísimo en altura y en el tiempo que la atleta está en el aire.

“Se siente increíble porque cuando comenzamos a hacer ese salto, lo hicimos para el futuro. Fue desarrollado para que hubiese una segunda parte más grande, para facilitarle a la próxima generación de gimnastas hacer movimientos más difíciles”.

Simone Biles saltando sobre la mesa
Emilee Chinn/Getty Images
En 2021, Simone Biles hizo historia al ejecutar el doble salto Yurchenko en una competición.

En pocas palabras, no se podría hacer una segunda parte tan grandiosa, como la que hace Biles, a partir de otra entrada.

“Es emocionante ver que tenemos una persona como Simone Biles que en realidad puede darle vida a algo que solo soñamos, ella pudo hacerlo realidad”.

En una entrevista con el sitio del Comité Olímpico Internacional, publicada en 2021, Yurchenko habló sobre el “Yurchenko double pike -doble salto Yurchenko- con el que Biles hizo historia ese año.

“Soñaba con verlo. Me hizo llorar de alegría porque creas algo y esperas que las generaciones futuras lo usen. No creo que pueda ser mejor. Fue increíble. Me sorprendió que tengamos a Simone Biles, que puede llevarnos a todos a ese nivel”.

En nuestra conversación me cuenta que siempre sintió “que necesitaba hacer algo”.

“Al haber sido criada en un sistema comunista siempre se te motiva a hacer algo para la gente que viene después de ti”.

“Siento que logré exactamente lo que quería en mi vida, dejar algo para una generación futura. Es increíble”.

Su nombre

Yurchenko decidió emigrar a Estados Unidos, donde fundó y dirige la academia C.I.T.Y. Club Gymnastics.

Le cuenta a BBC Mundo que cuando llegó se dio cuenta de que “todo el mundo lo llamaba así: salto Yurchenko” y le sorprendió.

Recuerda que, por ejemplo, en los entrenamientos en su país hacían el salto Tsukahara, en honor al gimnasta que primero lo ejecutó: el japonés Mitsuo Tsukahara.

“Pero no recuerdo que en mi país se llamara Yurchenko, ahora se le llama así en todas partes. Creo que fue muy práctico y fácil”.

“Me hace sentir muy bien y agradecida tener mi nombre escrito en el código de puntos y que todo el mundo lo llame salto Yurchenko”.

Los Juegos Olímpicos de París ya han visto varios saltos espectaculares, entre ellos los que han marcado el triunfal regreso olímpico de Biles tras su retiro de Tokio 2020 por motivos de salud mental.

“Probablemente no volveremos a ver gimnastas como ella. Ella es la una y única Simone Biles que rompe muchos récords”.

Y que hace “un salto tan asombroso”.

“Sabíamos que alguien en el futuro lo haría, lo que no sabíamos era si nosotras llegaríamos a verlo”.

Las Olimpiadas

Yurchenko dice que siente “una gran alegría” al ver las Olimpiadas de París.

“Nunca he estado en unas”.

Los Juegos Olímpicos de 1984 en Los Ángeles fueron boicoteados por la Unión Soviética, después de que cuatro años antes, Estados Unidos hiciera lo mismo con las Olimpiadas de 1980, celebradas en Moscú.

Gimnastas practicando
Graphic House/Archive Photos/Getty Images
Los gimnastas soviéticos, grandes innovadores, les dieron múltiples medallas a su país.

“Luego (de Los Ángeles) nunca tuve la oportunidad de ir a los Juegos Olímpicos”.

Para Seúl 1988, ya se había retirado.

Cuenta que solía decirse que estaba bien, que había participado en otras competiciones, pero al hacerse mayor la sensación cambió.

“Lamento un poco que mi gobierno nunca nos haya mandado a los Juegos Olímpicos porque es (una experiencia) tan increíble”.

“Es un espectáculo que representa lo que tiene que ser el deporte. Por eso, estoy muy feliz con los Juegos y con todos esos atletas que participan y que nos hacen emocionarnos al verlos”.

Ella no pudo ir a unas Olimpiadas, pero su salto sigue siendo un participante fijo.

En qué consiste

Elsa García, atleta mexicana que ganó el Premio Longines a la Elegancia del mundial de gimnasia artística Londres 2009 y que participó en los Olímpicos de 2012, le explica a BBC Mundo que el salto de caballo se compone por una pista de carrera de 25 metros, un botador -que es una especie de trampolín pequeño- la mesa y los colchones donde la gimnasta realizará el aterrizaje.

Lo primero que hace la deportista es correr velozmente hacia el aparato para agarrar impulso.

“El salto Yurchenko se compone de una entrada de redondilla poniendo las manos en el colchón de protección cayendo con ambos pies en el botador de espaldas al caballo”.

El rebote sobre el botador hace que la gimnasta haga una especie de vuelo, fly, hacia atrás con los brazos estirados hacia arriba.

Simone Biles suspendida en el aire
Getty Images
Simone Biles brillando en París.

Ese movimiento lleva a que ambas manos toquen el caballo y, con eso, el cuerpo se impulse hacia adelante y hacia arriba.

“De ahí, el resto del salto que se realice tiene un cierto valor extra”, precisa.

La gimnasta puede seguir el movimiento con mortales hacia atrás desplegando diferentes posiciones y giros.

Por ejemplo, el que se conoce como el Biles I es “un Yurchenko con medio giro” en el que la segunda parte tiene “un salto mortal extendido con dos giros”.

El llamado Biles II es “un salto con entrada de Yurchenko” al que le siguen “dos mortales en posición de escuadra”.

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