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De los que “les gusta la fiesta” a la “garra charrúa”: los estereotipos que definen a los futbolistas

El fútbol es un caldo de cultivo para los estereotipos.

Cuando un aficionado nace, lo primero que recibe es un balón, luego la camiseta de la selección y después un manual en el que se detalla cómo se ha vivido y se siente el fútbol en su país.

Allí también se específica como es el fútbol más allá de sus fronteras.

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Por ejemplo, como chileno, sabes que la frase “jugar como nunca y perder como siempre” forma parte de la idiosincrasia nacional, por lo menos lo fue hasta que en 2015 ganó la Copa América, su primer título internacional.

Lo que no sabes es que esas mismas palabras también se sienten como propias en Perú, Venezuela, Bolivia y así sucesivamente en cada país tras sufrir una derrota.

“Eran jugadores sin mentalidad, sin picardía”, le contó a BBC Mundo Luis Fernando Restrepo, periodista deportivo de DirecTV.

“Pero eso ha cambiado con la actual generación, aunque todavía no se ha erradicado del todo”, agrega.

“A diferencia de los argentinos, el chileno si va perdiendo en lugar de calentar al contrario para poder sacar ventaja, es posible que se haga expulsar”.

Argentina

El futbolista argentino en cambio es el “arquetipo del número 10, del fútbol de potrero, el tipo de jugador con mucha calidad, pase y verticalidad”, considera el periodista italiano Antonio Moschella, quien trabaja para el portal Undici y profesa su devoción por “el más grande”, Diego Armando Maradona.

Pero si el fútbol albiceleste genera tanta admiración en Italia, su camiseta produce una reacción diferente en Inglaterra.

“Son sucios”, afirmó sin dudarlo Piers Edwards, periodista inglés de BBC África, recordando lo ocurrido en los mundiales de 1966 con Antonio Rattin, de 1986 con la “Mano de Dios” y de 1998 cuando “los ingleses estaban celebrando un gol los argentinos sacaron rápido del centro del campo”.

“No juegan dentro del reglamento”, añadió, recordando las finales de la Copa Intercontinental a finales de los años 60 y principios de los 70 cuando equipos como Estudiantes de la Plata se hicieron famosos por su rudeza en el campo.

Para Restrepo eso no es ser sucio, sino que refleja la picardía que antes mencionaba.

“Son técnicos, con mucho conocimiento de la geografía el campo y son muy vivos estratégicamente“, considera.

“Emplea la picardía al borde del reglamento algo que en Inglaterra no saben hacer y cuando lo intentan se sobrepasan”.

Inglaterra

En el manual se especifica que Inglaterra “es la cuna del fútbol, de balones largos, juego ofensivo, limpio dentro del campo y hooligans fuera de él”.

Moschella lo asocia con la lluvia, mientras que Edwards reconoce que los jugadores ingleses son conocidos por “no ser muy inteligentes, no les gusta jugar en otro país y siempre pierden en los penaltis”.

Para Restrepo su fútbol ha tenido una pérdida importante de identidad, aunque sigue manteniendo el “juego vertical y la falta de disciplina dentro del campo”.

“Los jugadores se dejan llevar por las emociones del aficionado ya que allí se ve el fútbol como un espectáculo”.

Brasil

Se dice que si los ingleses inventaron el fútbol, fueron los brasileños los que lo convirtieron en arte.

Por lo menos así fue en el pasado, cuando Brasil fue sinónimo del “jogo bonito”, de la samba.

“Es el pináculo del fútbol”, dijo Edwards. “Lo es todavía”.

El periodista deportivo inglés argumenta la validez del estereotipo con los nombres de Pelé, Garrincha, Zico, Ronaldinho, Ronaldo y Rivaldo, entre otros, aunque en su lista no aparecen los Dunga, Mauro Silva, Aldair, Kleberson o Gilberto Silva.

España

El fútbol español, por lo menos en cuanto a su selección, siempre había sido reconocido por no cumplir con las expectativas que generaba por el éxitos de sus clubes, pero también por la “furia” de sus jugadores.

Percepción que enterró en su momento el recordado Luis Aragonés para darle vida a la imagen “del tiki-taka de los mediocampistas pequeños, pero maravillosos” que refleja actualmente, como lo comentó Edwards.

Para Moschella, España es simplemente “toque”, mientras Restrepo considera que “combina la picardía y floritura latina con la organización europea dentro de la cancha”.

México

Que la idea de un estereotipo sea aceptada no quiere decir que sea verdad, o que no haya excepciones.

De allí que el jugador mexicano más conocido internacionalmente no represente la imagen que transmite el fútbol de su país, “de mucho dinero y color”.

“Por un lado México es Hugo Sánchez, pero por el otro son jugadores que no son altos, tampoco son fuertes y tal vez el físico les juega en contra”, cree Edwards, resaltando que la exestrella del Real Madrid es el único que ha logrado realmente triunfar en el fútbol europeo.

“Es un fútbol que se queda en un limbo porque no alcanza los niveles del futbolista europeo o sudamericano, pero es el rey indiscutido de su región”, agregó Restrepo.

“Es como que le faltan los cinco centavitos para completar el peso“, concluyó.

Colombia

Si la generación de los 70 recuerda a Perú como la selección del “juego bonito, de creación y jugadores muy técnicos como Cueto, Sotil o Cubillas”, las más recientes hablan de la alegría del fútbol colombiano.

“Son impredecibles, de mucha creatividad, excéntricos, con sus peculiares estilos de pelo”, habló Edwards.

“Futbolistas que bailan dentro y fuera del campo“, señaló Moschella, agregando que “la improvisación que tienen en la cancha es única, como es el caso de los regates de Juan Cuadrado ahora en la Juventus o la mejor época de Faustino “Tino” Asprilla en el Parma”.

“Jugadores con mucho talento, fuerza física, pero que les gusta salir, les gusta la cumbia”.

Uruguay

Esto contrasta con la percepción que se ha tenido de Uruguay desde que ganó su primer campeonato mundial en 1930.

La “garra charrúa” identifica al jugador uruguayo que fue capaz de remontar contra Brasil en aquel campeonato y que silenció al Maracaná en 1950.

“Correr, correr, correr. Es alguien que lo da todo”, es lo que piensa Moschella, mientras que Restrepo habla de que se trata “de un jugador que aplica el contacto físico sin suciedad”.

“Va a la pelota, no importa como sea, aunque sin mala intención. Son bruscos, pero eso es garra”.

Algo que genera un sentimiento encontrado en Edwards.

“No ha habido un defensa que haya sido tan tramposo como Paolo Montero. No se trataba de romper piernas, pero si con un tirón a la camiseta, un empujón aquí, una patadita allá”, opina.

“Un defensa muy inteligente. Es quien uno quisiera en el equipo si necesitamos para salvar a la Tierra en un partido contra extraterrestres”.

Luego aparecen los “brasileños de Centroamérica” (Costa Rica), lo difícil de jugar donde “el balón no dobla” en Bolivia, los “dotados físicamente” en Ecuador, el cartel de “cenicienta” que ha acompañado a Venezuela o la “casta guerrera guaraní” de la selección paraguaya.

El manual se cierra con un apunte final, un estereotipo general que engloba a todos los futbolistas: “Todos se creen dioses inalcanzables para la mayoría de los aficionados”.

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