Sin embargo, Lenín Fernández las ha tomado muy en serio: la tinaja, útil para guardar agua, vinagre o cusha, tiene metido dentro un animal sonoro.
Como si lo estirara con cada golpe, lo redujera y le permitiera chillar con fineza, Lenín moldea el aire de tal forma que sus tinajas suenan como electroacústicas, tiene un sonido de alargamiento más que de rebote, pues no tiene los parches del tambor.
Cada “tonaja” da varios tonos que pueden acompañar cualquier ritmo.
El conocido músico Ranferí Aguilar presentó a Lenín a Carlos Chaclán, ceramista y restaurador, quien no solamente captó la idea de moldear las tinajas con barro de Chinautla, sino que ha ido creando la iconografía de cada una. El y Fernández las nombraron “tonajas”, porque éstas tienen tonos.
En Africa y en otros lugares, como es sabido, existen los tambores raros, pero, hasta donde se sabe, todos usan algún parche. La tinaja tiene, en cambio, una especie de recámara que cuando Lenín le pega, el aire baja y regresa, con lo cual produce un sonido que no podría dar un tambor, ya que en éste el aire rebota gracias a la ayuda de un parche tensado.
Hambre de descubrir
Lenín Fernández lleva ocho meses de experimentar con las “tonajas”. Por ahora tiene seis de éstas. Ya participó en la grabación del más reciente disco de Magda Angélica.
“Para mí es como si estuviera en una batería de barro” dice.
Obviamente no existe nada original. Lenín lo reconoce así.
Ranferí Aguilar hace lo suyo con silbatos, guitarra acústica y tambores.
Es imposible desligar a Lenín de su pasado cuando fue baterista del Alux Nahual. Ha sido un maestro autodidacta de la batería.
¿Hasta dónde voy a llegar?
“Mirá, a la edad que tengo, dudo que a estas alturas del partido tenga nada que aportarle a ese instrumento (la batería) que ya viene de un siglo, siglo de desarrollo.
“Como autodidacta, imaginate cuando yo hablo con bateristas fuera de aquí me doy cuenta que lo que a mí me tomo tres años a ellos les tomó seis meses. Así de sencillo, entonces ellos como se han desarrollado en escuela, de entradita los agarraron y les dan la técnica correcta.
“Sigo tocando batería, es el instrumento de mis amores, pero además estoy tocando guitarra para componer mi música; pero las “tonajas” son para mí algo novedoso y como dicen los músicos es un nuevo amor”.
Por ahora, hay que reconocerlo, es poco práctico el manipuleo de las “tonajas”, puesto que no tienen una base que las sostenga. Para solucionar este problema, dice Lenín, intentarán con Chaclán diseñar unos pedestales o bases de mimbre.
Lenín Fernández es invitado de Ranferí Aguilar en el concierto que ofrecerá el 3 de marzo en El Sitio a las 19:30 horas.