Sobrevive en temperaturas que oscilan entre 30 y 40 grados centígrados, expresó.
Castañeda indicó que el cacto conocido como tuno, que produce la tuna, se solía utilizar como cerco, pues debido a las espinas el ganado no puede pasar más allá de los límites de los terrenos.
En la actualidad, son pocos los lugares donde se puede encontrar esta planta. Uno de estos es el tramo que comunica a las aldeas La Fragua y La Reforma, en Huité.
También crece de manera silvestre en terrenos particulares, y se puede observar algunas veces a vendedoras que ofrecen tuna en los mercados.
Wálter Archila, delegado del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (Maga), comentó que una de las causas de la disminución del tuno es la deforestación, así como las grandes extensiones que se han destinado a la explotación del suelo para la producir melón y otros productos agrícolas de exportación.
El vecino Hermelindo Pérez relató: “Hace años iba a cortar leña a la aldea Tapata, y en el camino podía ver gran cantidad de tunas. Uno aprovechaba para cortar y comérselas, pero ahora es triste ver que han desaparecido.
María López, pobladora, recordó que antes solía ir a cortar tunas en terrenos públicos, para luego venderlas. “Era un ingreso más para el hogar, pero ahora ya no es fácil conseguirlas”, aseguró.
Luis Cruz, del Instituto Nacional de Bosques, coincidió en que la expansión de empresas meloneras y ganaderas ha reducido la presencia del tuno en ese departamento. Sin embargo, anunció que se trabaja en el rescate de esta planta, pues se implementa la protección de mil 200 hectáreas de bosque seco o espinoso a través del Programa de Incentivo Forestal y con el Programa de Incentivos para Pequeños Poseedores de Tierras de Vocación Forestal o Agroforestal.
El programa se implementa en San Diego, Cabañas, Huité y en la cabecera.