Al llegar al lugar agentes policiales asignados a la subestación 24-11 de la PNC en Cabañas, Zacapa, constataron que en una silla metálica había quedado, sentado, la victima de un comando armado que llegó hasta ese lugar.
Se supone que ocho hombres con pasamontañas, fusiles y pistolas, llegaron en una camioneta agrícola negra el 21 de junio a eso de las 20 horas a esa casa de Cabañas, Zacapa.
Descendieron del vehículo, se acercaron a donde estaban las personas sentadas, le dispararon a una sin mediar palabra y, según las versiones recogidas por investigadores, a otras dos las llevaron a otro ambiente de la vivienda para saber sobre el paradero de una mujer a quien buscaban.
Al hombre y mujer les dispararon en varias partes del cuerpo y luego se marcharon. Una foto que circula en redes sociales muestra cómo uno de los sujetos quedó muerto en la silla donde estaba sentado frente a un portón rojo que contrasta con el arco verde de ingreso al inmueble.
Deuda y narcotráfico
El hombre murió de un disparo en la cabeza. La teoría policial es que fue al primero que le dispararon los sicarios que gritaban por el nombre de una mujer a quien le demandaban pagar “su deuda”.
Mientras la buscaban le dispararon a las otras dos personas. Ambos quedaron tendidos, heridos, dentro del inmueble. Los hombres se marcharon antes de que llegara la PNC. Se subieron en la camioneta agrícola negra tras consumar el hecho.
La investigación preliminar revela que la mujer era prestamista. El ataque, agregan, pudo haber derivado de una deuda que tenía con personas vinculadas con el narcotráfico en el área.
La primera víctima fue identificada como Román Orellana Caldera, de 57 años, según el Ministerio Público (MP). En el lugar localizaron 50 indicios balísticos de calibres aun no determinados y un celular.
Ataque en el hospital
De urgencia, y todavía con vida, personas desconocidas trasladaron a un hospital privado de Zacapa a un hombre y una mujer, que fueron identificados como Edgar Manolo Arana Cabrera, de 40, originario de Cabañas, y Elisa Saraí Ortega Calderón, de 39, oriunda de Huité.
La PNC desconoce la forma en que los llevaron al centro asistencial, porque los vecinos, por temor, no quisieron aportar detalles al respecto. De hecho, al principio no habían mencionado que existieran lesionados de ese ataque.
Las dos personas fueron trasladadas a un centro médico privado ubicado en la avenida Selma Alabama, barrio El Tamarindal, Zacapa donde quedaron recluidos.
Las primeras pesquisas apuntan a que los sujetos que cometieron el crimen en Cabañas estuvieron atentos a los movimientos de la persona que buscaban y se enteraron que se había desplazado para ver el estado de salud de los heridos.
Al confirmar que estaba adentro del centro médico, en un cubículo donde estaba uno de los heridos, ingresaron y se dirigieron directamente sobre ella.
Era aproximadamente la 1:30 horas del 22 de junio y nuevamente armados, con pasamontañas, ingresaron, la buscaron y dispararon a la mujer identificada más tarde como Enma Ruiz García, de 43 años, originaria de la aldea El Paso Los Jalapas, El Jícaro, El Progreso.
Según el MP Ruiz García estaba en el cubículo de una de las personas heridas cuando el comando armado ingresó para ejecutarla. Al consumarlo salieron del centro asistencial, se subieron a la camioneta y huyeron.
Elementos de la 23 compañía de los Bomberos Voluntarios llegaron al lugar y trasladaron a Ruiz García a un sanatorio cercano donde murió a su ingreso.
El MP reportó que el personal fiscal y los técnicos en investigaciones criminalísticas procesaron esa segunda escena y localizaron 29 indicios balísticos, obtuvieron declaraciones testimoniales y realizaron recorridos para ubicar cámaras que permitan obtener imágenes para esclarecer el hecho.
“La fiscalía continúa desarrollando diligencias de investigación con la finalidad de determinar el móvil del ataque e individualizar a los responsables”, informó el MP.
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Luego de ese segundo ataque los Bomberos Voluntarios de la 23 compañía trasladaron a Arana y Ortega al Hospital Regional de Zacapa donde quedaron recluidos y con seguridad de la PNC.
Ese centro asistencial nacional suspendió desde entonces las visitas por temor a que ocurran otros incidentes parecidos. El perímetro está resguardado por personal policial.