ELEGIMOS PARA USTED
De ese acercamiento nació una colaboración entre el ICTA y el CIMMYT por medio del Proyecto Buena Milpa, cuyas líneas de trabajo se centraron en fortalecer las actividades institucionales enfocadas en el rescate del sistema milpa.
El Proyecto Buena Milpa, de Feed the Future Guatemala, buscó reducir la pobreza, la inseguridad alimentaria y la malnutrición de las familias en el altiplano occidental, aumentar la sostenibilidad y la capacidad de recuperación de los sistemas agrícolas basados en maíz, también procuró disminuir la degradación ambiental y mejorar los medios de subsistencia de los pequeños productores.
Para poner en marcha el proyecto el CIMMYT llevó a cabo una encuesta a 5 mil familias rurales y los resultados finales revelaron que, el 52 por ciento de la producción agrícola no alcanza para cubrir las necesidades de energía de la familia (2,262 calorías al día), por lo que los productores necesitan otras fuentes de alimentos o ingresos.
La contribución calórica de los productos agrícolas de sus parcelas es relativamente baja, pero de significativa importancia para los hogares con baja disponibilidad de alimentos, expone el informe final.
Con el propósito de mejorar la disponibilidad y sustentabilidad de la producción de alimentos el Proyecto trabajó en tres áreas para mejorar las condiciones de los productores, mejoramiento participativo de las variedades nativas de maíz, conservación a través de reservas comunitarias de semillas y la promoción de grupos de productores y técnicos agrícolas como capacitadores.
Aparicio Ramírez Mendoza, un productor del caserío Tican, aldea San Martín, de Todos Santos Cuchumatán, sembró frutales en el 2017, y ahora ya cuenta con manzana, ciruela, aguacate, durazno y pera.
Fotos Buena Milpa: Ana Christina Chaclán pic.twitter.com/nipVJIr5ns— Proyecto Buena Milpa (@BuenaMilpaGT) June 28, 2019
Con la conservación y mejoramiento participativo de maíces nativos se remodelaron cuatro reservas comunitarias de semillas y se construyeron ocho nuevas reservas, con el objetivo de conservar la biodiversidad y ofrecer opciones de almacenamiento de semillas resilientes.
Se trabajaron 626 hectáreas para mejorar las variedades de maíz, en los departamentos de Quetzaltenango, Quiché, San Marcos, Huehuetenango y Totonicapán.
El Proyecto Buena Milpa también fue diseñado para disminuir la degradación ambiental, mejorar los medios de subsistencia de los pequeños productores, con el apoyo del ICTA se ensayó con parcelas de prueba con agricultura de conservación, utilizaron rastrojo de maíz como cobertura en el mejoramiento de los suelos de laderas.
Para 2018, Buena Milpa e ICTA habían implementado 12 tecnologías de conservación de suelos y agua, con 4 mil 174 productores, alcanzando aproximadamente mil 11.2 hectáreas.
En Huehuetenango, con la colaboración de la Asociación de Organizaciones de los Cuchumatanes (Asocuch) se implementaron 10 tecnologías agrícolas en 121 comunidades de Chiantla, Todos Santos Cuchumatán y Concepción Huista. Los estudios se realizaron en seis microcuencas; Arroyo Carpintero, Secheu, Tojxim, San Francisco, Mixlaj y Limón Bajo.
Ramona Catalina Díaz, productora de la aldea Com, contó que antes solo su esposo iba al campo a trabajar, y ella se quedaba en la casa, pero cuando Asocuch implementó actividades financiadas por el Proyecto Buena Milpa, formaron un grupo con 49 mujeres para aprender a elaborar huertos familiares.
“Al principio nos dieron malla para hacer el huerto; entonces, cercamos el terreno y sembramos las semillas que nos trajeron. Nos enseñaron la forma correcta de sembrar, y cómo producir semillas para que nuestro huerto siempre esté produciendo”, manifestó.
Díaz puntualizó que ahora ya no gastan en la compra de verduras en el mercado; por el contrario, venden el excedente de sus cosechas, y esto les permite tener un ingreso extra.
El programa de conservación de semillas nativas que se puso en marcha Quiché, Totonicapán y Huehuetenango, sirvió para fortalecer la disponibilidad de semillas de variedades locales de maíz y de cultivos relacionados con la milpa.
Unas 700 familias en cada departamento trabajaron en actividades para el rescate, conservación y evaluación y mejora genética de las diferentes semillas y se crearon las reservas comunitarias de semillas.
De acuerdo con la publicación, en Huehuetenango se empezó a trabajar en el 2012 en el rescate del teocintle un pariente silvestre del maíz, “sus cualidades genéticas podrían hacerlo resistente al cambio climático”, expone el documento.
Bram Govaerts, representante regional para las américas del CIMMYT, en el informe final, escribió: “A través del Proyecto Buena Milpa, hemos aprendido que el escalamiento de tecnologías debe ir acompañado tanto de transferencia de conocimiento como de asistencia técnica en campo, para asegurar su aplicación en los procesos de fortalecimiento de capacidades, su adopción y la continuidad a largo plazo”.
En @BuenaMilpaGT, promovemos revalorización de los conocimientos ancestrales del maíz. Gracias @FeedtheFuture y @USAIDGuate por apoyar #AlianzasSustentables en favor de los pequeños agricultores guatemaltecos https://t.co/xPmOuDv5UO #AgInnovation #10IniciativasEscalables pic.twitter.com/DkLlwRK175
— Bram Govaerts CIMMYT (@bramaccimmyt) November 26, 2018
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