Marta recuerda que, según relatos de su padre, él se dedicaba a la albañilería, pero una vez se cayó de un andamio y del golpe perdió la vista. Después de eso vendió periódicos y desde hace 60 años se dedica a la venta de números para ganar el sustento diario.
Francisco también tiene problemas para escuchar, por lo que su hija lo ayuda en su trabajo mientras continúa con el relato.
“Mi padre es motivo de orgullo. Somos 10 hijos y todos somos trabajadores. Nunca nos faltó nada y también nos dio estudio. Es un hombre íntegro y honrado que nos ha inculcado valores”, manifestó.
Marta recuerda que cuando era niña, junto a su madre y hermanos, su padre los llevaba en tren hasta San José La Máquina, Suchitepéquez, para vender números de lotería.
“Si uno tiene el deseo de salir adelante no importa los impedimentos. He visto gente en silla de ruedas que trabaja y hace el esfuerzo”, manifestó Marta, quien desde hace cinco años ayuda a su padre, quien quedó viudo hace años.
La valiente hija dice que atiende a su padre en recompensa por lo bueno que fue con ella y sus hermanos.
Varios números ganadores
Según Marta Gómez, su padre ha vendido al menos 80 veces números ganadores, y a pesar de su edad afirma que desea trabajar.
Mujer valiente
A pocas cuadras, otro grupo de personas, entre ellas algunas no videntes, se dedican a la venta de números de lotería. En el lugar encontramos a Lucía Diego Diego, de 36 años, originaria de Barillas, Huehuetenango.
Diego tiene al menos 21 años de dedicarse a este de negocio y sale de su casa a las 6 horas para comenzar la venta, de 9 a 18 horas.
Recuerda que, en ocasiones, personas mal intencionadas le han robado números, pero también resalta que en siete oportunidades ha vendido números que han resultado ganadores.
“Le pido a los guatemaltecos que cuando miren a una persona no vidente que la ayuden a atravesar la calle o los ayuden a buscar alguna dirección”, manifestó.