“Mi mamá tenía un San Simón. Un día le quité la máscara y le hice un retoque de pintura. Fue así como me di cuenta que tenía talento”, recordó Marcario.
El fabricante de máscaras de madera cuenta que gracias a este trabajo he logrado sacar adelante a sus tres hijos, todos estudian y eso le llena de alegría. “El talento que Dios me dio le he dado buen uso”, comentó.
Para Don Miguel Ángel cada trabajo que se realiza se debe hacerse con fe, pues para él ha sido clave para mantener el negocio de casi cuatro décadas.
“La fe es lo que mueve al ser humano. Uno tiene que tener fe para que todo salga bien. Cuando estoy desanimado no me salen bien las máscaras. Se quiebran al momento de tallar o simplemente me salen torcidas. No dudo que hay momentos adecuados para trabajar, las ideas y la creatividad afloran”, apuntó.
El artista de Chicacao confiesa por qué tiene éxito en ese negocio. Los rostros que elabora ninguna es igual, incluso se niega hacer una réplica cuando un cliente le pide, pues tiene como filosofía que cada uno debe ser distinta.
Las máscaras que elabora don Miguel Macario tienen un costo de Q250 y puede ser encargada o elegir una de las que ya están hechas y disponibles para su venta.
Cuenta que elabora unas 36 máscaras al año; además, realiza trabajo de restauración de imágenes.
Tradición sigue
El baile de Judas es una tradición vigente en el suroccidente del país desde hace varias décadas. En algunos lugares los participantes salen cada Miércoles Santo, en otros lo hacen Jueves Santo.
El grupo Tucush —Todos unidos como un solo hermano— está formado por 40 jóvenes de Chicacao, Suchitepéquez, la mayoría del barrio Real Chamuc. Ellos son los responsables de elaborar el tradicional muñeco de Judas, que saldrá este jueves por las calles del lugar.
Henry Rodrigo Girón, coordinador del grupo, informó que se les ha hecho difícil mantener la tradición de los judas, pues la gente pierde el interés.
“El grupo está compuesto por gente entusiasta. Tenemos amigos de Los Ángeles, California, que envían aportes económicos para armar los muñecos”, comentó.
Los Jueves Santo, en Chicacao se lleva a cabo un concurso de Judas, en el que participan decenas de grupos, frente a la municipalidad.
Alejandro Mérida, miembro del grupo, dijo que para elaborar al Judas piden permiso en fincas para cortar hojas de banano seca, que son la base del muñeco.
“Le damos forma con madera y lazos. Empezamos por piernas y brazos, de último se colocan la máscara, sombrero, botas y ropa. Antes de probarlo se le da un trago de alcohol, se le coloca un cigarro y se baila en el patio para verificar que quedó bien”, narró.
La elaboración del Judas comienza el Domingo de Ramos y requiere un gasto de entre Q400 y Q500.
“Desde los 7 años empecé con esta tradición. Mi padre me enseñó a respetarlas y apoyarlas. Me gusta compartir con mis hermanos del grupo. Después del concurso esperamos el Sábado de Gloria para colgar los muñecos y por la noche se queman”, expresó Balwin Reyes, coordinador de orden.
También en Retalhuleu
Victoriano Bulux, de 53 años, se ha convertido en uno de los mejores fabricantes de máscaras de Judas y judíos, en Nuevo San Carlos, Retalhuleu, trabajo con el que se ha identicado desde hace 30 años.
Las máscaras son de cedro, y con formones y cuchillas les da la forma de rostros de romanos, característicos de la época.
Don Victoriano, como se le conoce, recibe pedidos de máscaras un mes antes de la Semana Mayor. Otras personas le llevan máscaras para retoque y pintura.
“Me visitan muchas personas, desde hace 30 años. El trabajo no es fácil. Hay que ir a buscar la madera a lugares boscosos y después darle forma. Una máscara la hago en tres días porque hay que sacarle bocado a la madera, dibujar y tallar la cara, para pintarla. Regularmente hago 40 máscaras nuevas por año. Los precios van de Q200 a Q300”, dijo.