López indicó que ante la tragedia se tomó la decisión de suspender los conciertos que habían sido organizados por la Municipalidad de Quetzaltenango, no así los privados que ya cuentan con la autorización y permisos.
También se tomó la decisión de mantener las banderas de las instituciones a media asta. No obstante, el jefe edil indicó que no se declarará luto en la ciudad para no afectar otras actividades para las cuales los quetzaltecos se han preparado, incluso desde hace meses.
“No podemos venir y arruinarle el trabajo de los padres de familia que con mucho esfuerzo compraron uniformes a los niños y han esperado este día”, aseveró el funcionario.
Añadió que en el caso del evento donde ocurrió la tragedia, la comuna se limitó a autorizar las licencias de sonido, después de eso ya son los asistentes los que acuden bajo su responsabilidad. “En este caso cada uno es responsable, y por su cuenta y riesgo va a esos lugares. Nosotros no obligamos a las personas”, añadió.
El jefe edil insistió en que el concierto se desarrolló en una propiedad privada, pero que el hecho “afecta bastante” a la comuna porque tratan de responsabilizar a la municipalidad cuando “su única competencia es autorizar la licencia de sonido”.
Una estampida ocurrida al final de un concierto celebrado en Quetzaltenango dejó como saldo nueve muertos, quienes quedaron aplastados por una multitud que se abalanzó en una de las salidas del área donde se efectuaba la actividad.
La mayoría de las víctimas son originarias del municipio de Malacatán (suroeste), a unos 100 km de Quetzaltenango y cercano a la frontera con México, y entre estas se encuentran dos menores de 12 años.