Deportistas, aficionados locales y visitantes nacionales y extranjeros aprovechan las condiciones de la zona para practicar ese deporte.
Sololá cuenta con dos sitios adecuados para el despegue de parapentes —paracaídas rectangular—, a unos mil 900 metros sobre el nivel del mar. Uno se encuentra en San Andrés Semetabaj y el otro, en la comunidad Peña Blanca, en la cabecera departamental.
Desde esos sitios, los amantes del deporte extremo esperan viento favorable para despegar y se elevan entre 200 y 500 metros antes del descenso en la playa pública de Panajachel, en la desembocadura del río San Francisco.
Los deportistas locales y visitantes saben que de 10 a 17 horas el viento favorece el vuelo libre.
Daniel Orantes, de Antigua Guatemala, Sacatepéquez, explicó que Sololá es apto para volar y que llama la atención por la belleza del paisaje.
Los vuelos aumentan en la temporada de verano. Turistas nacionales y aprovechan la temporada para volar, despegan a mil 900 metros, y se elevan entre 200 a 500 metros más después del despegue.
Agregó que la posición del departamento hace que la brisa procedente del Pacífico —viento sur— y el xocomil permitan volar de mejor manera y apreciar la belleza del Lago.
Cuando el viento sopla del norte no es conveniente volar, por el peligro que representa la dificultad para controlar el equipo.
Tipos de vuelo
Existen cuatro tipos de vuelo: parapente, ala delta, globos aerostáticos y paracaidismo. En Sololá es común practicar parapente, por la topografía. Este consiste en despegar desde una parte alta para descender en forma controlada. El quipo que se utiliza se compone de vela, arnés, casco y accesorios de seguridad, como brújula, barómetro y dispositivo de GPS.
Abimael Juárez, integrante de la Asociación de Vuelo Libre de Sololá, indicó que ese tipo de vuelo es agradable en Sololá porque se disfruta del paisaje.
“Al principio nuestros visitantes siempre presentan nerviosismo pero estando en el aire agarran confianza, y hacen que la experiencia sea inolvidable, muchos tienen temor pero media vez que alcanzan el reto, regresan nuevamente para seguir experimentando”, afirmó.
Añadió que muchos visitantes a quienes les gusta la adrenalina contratan vuelos recreativos en aparatos de doble plaza, con pilotos comerciales. El vuelo dura unos 25 minutos y cuesta Q600.
Indescriptible
Leonardo Buch, vecino de Sololá, relató que recientemente contrató un vuelo y lo disfrutó a plenitud. “Dan atención personalizada y de confianza. En este tipo de deporte, que a la vez es diversión, al principio se siente temor y adrenalina porque el despegue es al borde del precipicio. El equipo se ve frágil, pero ya en el aire es indescriptible lo que uno puede ver. ¡La belleza del paisaje que ofrece el departamento!”, expresó.
Añadió que las personas que se atreven a hacerlo se llevan una experiencia incomparable, pues aunque el aterrizaje podría parecer difícil y peligroso, los pilotos son expertos y lo hacen con suavidad.
Enrique de León, oriundo del departamento, expuso que admira este tipo de deporte. “Nunca pensé subirme pero desde que me atreví volví otra vez y pienso regresar una tercera vez, porque se emociona uno. Volar sobre el lago es un momento inolvidable, he tenido muchos recuerdos en fotografías y videos sobre los municipios que se ubican en la parte norte del lago. ¡Es impresionante!”, manifestó.
Como todo deporte, este también tiene riesgos, pero eso no impide que muchas personas lo disfruten.
En Sololá han fallecido dos visitantes en accidentes de vuelo libre. Uno en el 2013 y otro, en el 2014.
Expertos señalan que la causa del accidentes es falta de experiencia del piloto, pues el riesgo implícito del deporte se mantiene bajo control si se siguen las normas de seguridad.
Para las personas que contratan el servicio de vuelo libre este incluye transporte, los 25 minutos de vuelo, fotos y video. Mayor información es proporcionada en el teléfono 46206897 con Abimael Juárez Cululén.
- FOTOGALERÍA | Turistas disfrutan los vuelos en parapente
