También participan en dinámicas y juegos para desarrollar destrezas, lo cual les ayuda a olvidar sus problemas y recobrar su estabilidad emocional.
Susana Quieju Cocché, coordinadora regional de Demi en esta ciudad, informó que las mujeres maltratadas han perdido el miedo a denunciar a los agresores, que en la mayoría de casos resulta ser su pareja o algún familiar cercano.
“También buscan ayuda para volver a llevar una vida normal, tomando en cuenta que tienen a sus hijos y que deben atenderlos”, explicó.
Ruth Esther Cotuc, psicóloga de la Demi, señaló que su función es tratar que las víctimas olviden sus conflictos emocionales y que puedan enfrentar la realidad de la vida.
“La mayoría de mujeres que han sido lesionadas en su integridad física es mayor de 25 años, por esa razón se les aplica un proceso de enseñanza psicomotriz que incluye su interrelación con las demás personas porque muchas veces quieren esconderse de la sociedad, por vergüenza o temor a los comentarios de las personas”, agregó Cotuc.
Reyna Sac Chocoy, una de las afectadas, manifestó que antes de asistir al programa se sentía deprimida y en un callejón sin salida, pero gracias a Dios ahora se siente con fuerza para luchar por la vida, ya que ha entendido que siempre se tiene otra oportunidad.